Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Mariana Urrea   Jun 21, 2023 - 9:32 am
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En la comuna 13 están disparados los atracos. Esa es la sensación de la gente que camina por las calles de San Javier, que se mete por las esquinas oscuras y atraviesa las canalizaciones. Sin embargo, las cifras de la Policía y de la Secretaría de Movilidad difieren de la percepción ciudadana. Este año van 185 hurtos, mientras en el mismo periodo del año anterior se habían reportado 235.

Pero, si las cifras dicen eso, en las calles comentan que al menos cualitativamente ha cambiado el delito. La gente que camina por la parte central de San Javier dice que los atracadores han atacado con más violencia. El 31 de mayo, cuando departía con unos amigos en una tienda, Juber Andrés Lerma fue abordado por unos hombres armados.

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Como se resistió al atraco, le dieron varios tiros y los atracadores huyeron en motocicletas. Líderes del barrio, que no creían lo que había pasado, convocaron a un plantón para que el hecho no pasara inadvertido. Exigieron que la Policía y la Alcaldía de Medellín implementaran un “plan de choque” por la seguridad.

“Estamos muy preocupados porque desde hace un mes están atracando hasta a los muchachos del colegio. Eso no se veía hace mucho tiempo y menos que hubiera un muerto por robarlo”, comentó un líder del barrio Las Independencias.

Según la información de la Secretaría de Seguridad de Medellín, entre enero y mayo de este año se han reportado 42 atracos en la comuna, muy por debajo de los 117 contabilizados en los mismos meses del año anterior. Pero la gente no entiende de esas cifras y dice que en el último mes (cuyas cifras no se han consolidado) el delito está disparado, especialmente en la parte central de San Javier, la más comercial.

Ahora bien, hay alguna razón para que esa sensación de inseguridad se haya incrementado de tal manera. Es evidente que la muerte violenta de Juber Andrés disparó la percepción de inseguridad, pero hay otros factores. No es secreto para nadie que en la comuna 13, como en todos los barrios de Medellín, las normas de convivencia las ponen las bandas, conocidos en el territorio eufemísticamente como “los de la vuelta”. La ciudad estuvo envuelta en llamas debido a unos incendios en los bosques de la misma.

En la comuna 13 hay 36 combos delincuenciales que se reparten el control del territorio. La mayoría de ellos responde a La Oficina, el grupo matriz que reúne al crimen organizado de la ciudad. Pues bien, los líderes de La Oficina, que han mantenido el control desde las cárceles, están negociando con el gobierno Petro para entrar a los beneficios de la política de paz total.

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En ese sentido, los combos de la 13 han bajado la guardia en ese ejercicio de control territorial y, según los habitantes de la comuna, se han relajado. Por eso, los atracadores, casi todos venidos de otros barrios, han aprovechado el vacío para hacer de las suyas. “Ya los de la vuelta dijeron que van a hacer algo, porque están robando mucho a la gente. Les van a dar a todos los que roben”, comentó una persona que habló con un integrante de uno de los combos.

Esa “seguridad” impuesta por los ilegales puede traer más problemas que soluciones y el temor es que haya un brote de violencia en la comuna o que se comience a tomar justicia por mano propia.

Pero los pactos entre bandidos no son de fiar. Este fin de semana, como hace rato no pasaba, unos tiroteos sacudieron al sector El Chispero. Fueron varios los disparos que se oyeron de lado a lado y que hicieron recordar los tiempos más aciagos.

Una persona conocedora de las dinámicas de la comuna dijo que, pese a que los combos están montados en la paz total y hay un acuerdo de no agresión, la disputa del fin de semana está relacionada con un vacío territorial.

El temor de muchos es que, al bajar las actividades ilegales, lleguen otros a copar los terrenos para sacar los frutos de las rentas. Eso es lo que habría pasado este fin de semana, un choque por el espacio.

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Volviendo a los robos, la frase “es un peligro” se escucha con frecuencia en la canalización de la 98. Esto es en la parte baja de la comuna, cerca al metro, y donde hace tres semanas sucedió el lamentable asesinato de Juber Andrés. “Esto es un peligro. Más de una vez he tenido que corretear a los ladrones porque iban a atracar a mi hija. Se aprovechan de la oscuridad de la canalización”, comentó un vecino.

No solo han sido víctimas los habitantes de la 13. Por ese sector suben muchos de los turistas que van hacia las escaleras eléctricas. Cuando no van con guías se convierten en presa fácil de los ladrones. Además de atracos, en la zona cuentan que a veces los ladrones abordan taxis y piden al conductor que se acerquen a los peatones para arrebatarles los celulares.

“No es posible que esto esté pasando justo en el mejor momento económico de la comuna en su historia. El turismo es hoy el sustento y esto no lo pueden quitar. Necesitamos reacción de la Alcaldía”, dijo Esteban Agudelo, líder turístico y social que lleva años trabajando en la 13.

El domingo 13 de junio, unos días después de que EL COLOMBIANO hizo un recorrido por la comuna, se presentó otro hecho que retrata lo que viene pasando.

Ese día fue el entierro de Alexis Gómez, el joven de 15 años desaparecido y que fue encontrado muerto en una zona boscosa de San Cristóbal. Alexis estaba hace siete años en la escuela de fútbol Semillas de Vida y Paz, liderada por Willington Cano.

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Cano contó que siete de los niños de la escuela, que habían asistido al entierro, fueron atracados en la estación San Javier. A todos les quitaron los celulares. Esos casos aún no se reflejan en las cifras.

Un vendedor de fritos, que se hace al frente de la primaria Monseñor Perdomo, comentó que, en efecto, hace un mes que escucha con frecuencia gritos que vienen desde la canalización: “Ese es el tema de conversación acá todos los días. No sabemos qué pasó, pero todo empeoró”.

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