“Dicen (los informes) que el riesgo se mantiene alto, el riesgo no ha disminuido y por el contrario ha venido aumentando, sobretodo desde el deslizamiento que ocurrió el pasado 26 de mayo”, dijo el jefe de Estado en una declaración por televisión.

Santos explicó que los ingenieros del Ejército de EE.UU y los expertos de la ONU entregaron su informe al Ministerio de Minas y al del Medio Ambiente.

Ambos, reiteró el gobernante colombiano, “coinciden que el riesgo sigue alto y que infortunadamente ese riesgo se ha venido incrementando”.

Esos expertos, que ya regresaron a sus lugares de origen y que llegaron a ayudar en la solución de la emergencia, recomendaron reforzar el monitoreo sobre la montaña y la presa, como en efecto se ha hecho, explicó Santos.

“El monitoreo debe prevenir la afectación a la población. La población es la prioridad número uno para nosotros”, agregó.

 

Por otra parte, el próximo miércoles 6 de junio entrarían en funcionamiento las cuatro compuertas por las que saldría el agua del embalse. El objetivo es que al entrar en contra la pared de concreto la corriente perderá fuerza y no afectará a las comunidades aledañas.

Con esto, se logrará controlar el caudal, y disminuir la presión del agua y el riesgo que el nivel del agua sobrepase la cresta de la represa y provoque una avalancha, indicó Noticias Caracol.

Cuando el agua alcance los 415 metros sobre el nivel del mar, el vertedero permitirá que agua fluya de manera controlada por medio de las compuertas que miden 15.4 metros de ancho por 19.5 metros de alto, agregó El Colombiano.

Sin embargo, las alertas no se levantan y el monitoreo de la montaña es permanente porque aún no se tiene control sobre lo que puede pasar con el proyecto de Hidroituango, según el reporte de la Unidad de Gestión del Riesgo.

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Por las compuertas se podrían evacuar “hasta 22.600 metros cúbicos de agua por segundo, superando incluso los niveles normales de los últimos años del afluente”, señaló el diario regional.

Hidroituango está en emergencia desde el pasado 7 de mayo cuando se produjo un derrumbe que taponó el túnel que desvía durante las obras las aguas del Cauca, el segundo mayor cauce del país, que quedaron represadas en un embalse sin terminar y que corre el riesgo de colapsar.

Esa situación obligó a las autoridades a declarar la alerta roja y evacuar de sus hogares a unas 113.000 personas de las localidades de Puerto Valdivia y Puerto Antioquia, así como de los municipios de Cáceres y Tarazá, situadas a orillas del Cauca, aguas abajo de la presa, y que podrían ser arrasadas por un eventual rompimiento de la obra.

De otro lado, EPM manifestó que derrumbes en la montaña que colinda con la obra, como el ocurrido el pasado sábado, y que obligaron a interrumpir provisionalmente los trabajos, pueden volver a producirse y por eso la ladera está bajo vigilancia permanente con un radar.

Al día de hoy, los monitoreos no “dan información de que se vaya a presentar un movimiento mayúsculo de tierra” sino “un movimiento de capa vegetal que calculamos podría llegar a ser de alrededor de unos 130.000 metros cúbicos”, dijo Jorge Londoño de la Cuesta, gerente de EPM.

Con EFE