Como quien, al desbrozar un terreno, se encuentra algo inesperado, los más escépticos con el Gobierno del presidente Gustavo Petro creen haber hallado un nuevo atajo a través del cual el mandatario podría acceder a su reelección. Consideran que al remover un poco dos resoluciones que expidió hace pocos días el Ejecutivo queda en evidencia una especie de trocha que conduciría a ese objetivo, ya que ni el tiempo ni las capacidades de la izquierda en el Legislativo dan para alcanzarlo por las vías institucionales.
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Esa imposibilidad la acaba de reconocer en una charla privada —pero cuyos audios fueron difundidos por Semana— el director del Departamento de Prosperidad Social (DPS), Gustavo Bolívar, una de las figuras más cercanas al presidente Petro. En una conversación con otros miembros del Pacto Histórico, Bolívar dijo, además de asegurar que el mandatario “no quiere” la reelección, que así la quisiera no tienen las mayorías en el Congreso, “y eso es una dificultad”. Aceptó que una reforma por la reelección “no pasaría, pero ni a palo”, aunque no desechó la idea de una constituyente (que podría conducir a la reelección), porque dijo que no sabría “si llegara a suceder algo extraordinario [con respecto a] esa asamblea constituyente de la que se habló”.
Ese “algo extraordinario” refleja las fisuras por las que aún se podría colar la reelección del presidente Petro, que transmite sistemáticamente en sus encendidos discursos la idea de que él irá “hasta donde el pueblo quiera”. Y por esas hendiduras también es por donde se mete la teoría de los escépticos sobre la nueva ruta que estaría recorriendo el presidente Petro para buscar de manera expedita su reelección, y que tiene que ver con la designación de 18 exjefes paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) como gestores de paz.
Como se sabe, en su propósito de alcanzar el proyecto quizá más importante y ambicioso de su mandato, la “paz total”, el presidente Petro acaba de dar un paso tan audaz como criticado: asignar ese rol a reconocidos criminales cuyos prontuarios estremecen a cualquiera: Ramón María Isaza Arango, Arnubio Triana Mahecha, Héctor José Buitrago Rodríguez, Ramiro Vanoy Murillo, Hernán Giraldo Serna, Luis Eduardo Cifuentes Galindo, Manuel de Jesús Pirabán, Juan Francisco Prada Márquez, José Baldomero Linares Moreno, Salvatore Mancuso Gómez, Carlos Mario Jiménez Naranjo, Diego Fernando Murillo Bejarano, Hebert Veloza García, Rodrigo Tovar Pupo, Rodrigo Pérez Alzate, Fredy Rendón Herrera, Edwar Cobos Téllez y Héctor Germán Buitrago Parada.
El presidente Petro ya había justificado su decisión cuando les dijo a algunos de ellos que su propósito es cerrar el proceso de paz que comenzó el expresidente Álvaro Uribe con los paramilitares en el año 2005 y que, en concepto del actual mandatario, quedó incompleto, no se cerró. “Ese proceso de paz terminó, en mi opinión, mal”, les dijo. “A ustedes los extraditaron. No estaba escrito en el acuerdo de paz. Es decir, quienes los aplaudían considerándolos héroes: los senadores los representantes a las cámaras, los grandes propietarios de la tierra en Colombia, los grandes empresarios del país, los cacaos, y ciertos medios, los aplaudían como héroes, como salvadores, porque ustedes eran capaces de demostrar que a partir de la sangre podían extirpar la rebeldía”.
Las dudas sobre la capacidad que tengan esos personajes para ayudar en los procesos de paz se originaron en el hecho de que los grupos armados que comandaron y que asolaron diferentes regiones del país están desmovilizados desde hace 15 años, y estos exjefes paramilitares no tendrían ninguna incidencia en las organizaciones armadas que hoy delinquen en el país, pero sí contactos. La pregunta es qué papel van a desempeñar entonces frente a esas estructuras criminales. Lo que sí pueden tener hoy es influencia, a través de las estructuras armadas ilegales, sobre vastos territorios y amplias zonas urbanas.
Cómo actuarían exjefes paras en reelección de Gustavo Petro
Los escépticos han encontrado, sin embargo, una coincidencia, un hilo conductor aparentemente débil, entre los exjefes paramilitares y un propósito que se le atribuye al presidente Petro y sobre el cual él no ha hablado directamente: su reelección. El mismo día que se firmó la resolución de los gestores de paz, se expidió también la que designó a la senadora del Pacto Histórico Isabel Cristina Zuleta como coordinadora del Gobierno Nacional en el denominado espacio de conversación ‘socio-jurídico’ con las estructuras armadas organizadas de crimen de alto impacto en Medellín y el Valle de Aburrá, entre las que podrían tener un papel relevante los nuevos gestores de paz.
Zuleta, a diferencia de Bolívar, es quizá la integrante del Pacto Histórico que ha enarbolado con más energía y abiertamente la bandera reeleccionista del jefe de Estado. De hecho, impulsa en el Congreso esa iniciativa, pese a que, como dice Bolívar, los tiempos ya no cuadran. Durante la campaña presidencial, ella visitó diferentes penales y habló con delincuentes. Por eso, a algunos les resulta por lo menos sospechoso que la persona más empeñada en reelegir al presidente Petro termine ahora vinculada con los exjefes paramilitares que, no cabe duda, ejercen poder en el país, así sea tras las rejas. Todo justo ‘ad portas’ de un nuevo proceso electoral en Colombia.
El alto comisionado de paz, Otty Patiño, ha asegurado en varios escenarios que el nombramiento de los exjefes paramilitares como gestores de paz no les otorga ningún beneficio jurídico ni excarcelación. “A lo sumo, la posibilidad de que cuenten con medios de comunicación para que en los momentos en que sean requeridos puedan participar en esos encuentros para el esclarecimiento de verdad, restitución de bienes, reconciliación con las personas a las cuales se les ha hecho daño, en fin, todos esos elementos que sean necesarios para cerra el proceso”, explicó.
Pero los escépticos siguen sin creer. Desde su punto de vista, la idea de que los exjefes paramilitares tengan influencia en el país y contacto directo con la principal promotora de la reelección persigue precisamente eso: que el presidente Petro repita. Tiene sentido, ¿pero asidero en la realidad? ¿Es hilar demasiado delgado? Solo la historia dirá si a los recelosos les asistía la razón.
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