La celadora, que trabajaba en el edificio Luz Marina del barrio Rosales de Bogotá, sufrió depresión durante esas semanas en las que tuvo que soportar condiciones inhumanas para vivir por un mes en el sótano y se le paralizó la cara como consecuencia de esto. Al ver sus complicaciones de salud, los residentes del edificio decidieron despedirla.

Ella le contó el pasado viernes al país el viacrucis que vivió en abril, conmocionó a miles de personas con su relato y despertó una ola de solidaridad hacia ella que ahora pide que les caiga el peso de la justicia a los residentes del edificio que la obligaron a quedarse internada allí.

Sin embargo, el pasado sábado la señora Edy Fonseca sufrió una recaída en su estado salud y fue hospitalizada en la Clínica del Occidente, en la localidad de Kennedy.

“Según su abogado, Nixon Córdoba, la mujer padece de un cuadro de estrés severo que la llevaría a un tratamiento psiquiátrico. Sumado a ello, sufre alzas en el azúcar y se ha agravado su parálisis facial”, estableció Blu Radio.

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Ahora el caso de Fonseca lo asumirá un fiscal de la Unidad de Seguridad Pública de la Dirección Seccional de Bogotá.

El pasado sábado, la alcaldesa Claudia López aseguró que estará pendiente de las investigaciones contra los responsables del abuso contra la celadora y opinó que doña Edy fue víctima de trata de personas y explotación laboral.