Después de tres años, Carlos Mattos fue extraditado desde España a Colombia. El empresario regresó el miércoles en la noche y tan pronto llegó al aeropuerto El Dorado, en Bogotá, fue puesto a disposición de las autoridades, que lo requieren por dos delitos relacionados con el caso Hyundai.
Posteriormente, un juez legalizó su captura y, este jueves, decidió enviarlo a prisión. Aunque Iván Cancino, su abogado, pidió que le otorgaran detención domiciliaria, Mattos será recluido en la cárcel La Picota.
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#AEstaHora se cumple el proceso de extradición del empresario Carlos Mattos desde #España hacia nuestro país; oficiales de #INTERPOL Colombia lo recibieron en #Madrid. Será puesto a disposición de la @FiscaliaCol para que responda por cohecho y otros delitos. pic.twitter.com/i9AhNTvjL8
— General Jorge Luis Vargas Valencia (@DirectorPolicia) November 17, 2021
Las últimas imágenes de Mattos reflejan la decadencia de quien fuera uno de los empresarios más respetados de Colombia. Primero, en el aeropuerto, con las manos en la cabeza y atendido por un médico. Luego, en la audiencia de legalización de captura, conmovido y con un supuesto desmayo justo cuando el juez le informó que tendría que ser llevado a La Picota.
Carlos Mattos se "desmayó" en plena audiencia de legalización de captura.
Antes de su llegada a Colombia, la defensa había asegurado que la salud del investigado por el caso Hyundai “no es la mejor ni física ni psicológicamente” https://t.co/G13cqE29L9 pic.twitter.com/a6VtJkflK2
— Noticias Caracol (@NoticiasCaracol) November 18, 2021
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Carlos Mattos, el rey del taxi ‘zapatico’
Carlos Mattos Barrero nació en Codazzi, César. Su padre era José Bolívar Mattos Lacouture, un ganadero y algodonero que fue víctima de secuestro por parte de las Farc en 1987.
Mattos Barrero, como lo explica La Silla Vacía, estaba metido en el negocio de venta de carros desde los años setenta y en 1992 empezó a importar automóviles Hyundai, lo que se volvió el centro de su emporio.
Ya en el siglo XXI, de la mano de Mattos, Hyundai empezó a volverse una de las marcas más vendidas de Colombia. Así, el empresario se volvió una de las figuras más respetadas en el ámbito de los negocios. En 2006, Fenalco (el gremio de los comerciantes) le entregó su máximo reconocimiento, la Medalla Nacional. Además, en 2009, el Senado lo condecoró con la Orden del Congreso.
Para ese momento, Mattos ya era una gran figura pública en Colombia.y él mismo se vanagloriaba, con videos y ‘documentales’ en los que se elogiaba su forma de vida y de una supuesta filantropía.
Y Mattos también se estaba volviendo parte de la cotidianidad colombiana. Se podría decir que gracias al empresario el famoso taxi ‘zapatico’ inundó las calles del país. Se trata del Hyundai Atos, que cualquier colombiano ha tomado en la calle en cualquier momento. Hyundai, de hecho, era la marca más vendida de taxis en Colombia en 2015, por encima de Kia, Chevrolet y Renault, en ese orden.
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Precisamente, en octubre de ese año, todo cambió para Mattos. La casa matriz de Hyundai en Corea del Sur anunció que cambiaría de distribuidor en Colombia. En ese sentido, a partir de enero de 2016, Neocorp, del grupo ecuatoriano Eljuri, se encargaría de importar los automóviles Hyundai a Colombia. El golpe fue tremendo para Mattos. Los Eljuri, a través de Metrokia, ya eran los importadores de Kia en Colombia desde 2001. Entonces, al quedarse con Hyundai, el grupo ecuatoriano controlaría el 82 por ciento del mercado de los taxis en Colombia, como bien lo reportó La República.
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Mattos no quería quedarse por fuera del negocio y acudió a los estrados judiciales para impedir que Neocorp le arrebatara la distribución de Hyundai en Colombia. Ahí empezó el embrollo que tiene al empresario actualmente en prisión.
El caso Hyundai
En abril de 2016, Reinaldo Huertas, juez sexto civil del Circuito de Bogotá, le ordenó a Hyundai Motor Company abstenerse de escoger como distribuidor de sus carros en Colombia a empresas distintas a Hyundai Colombia Automotriz, la compañía de Carlos Mattos.
Neocorp respondió que sí era el distribuidor autorizado de Hyundai en Colombia y que no había recibido la notificación del juez. Por el otro, Mattos celebró la decisión judicial, aseguró que seguiría vendiendo los repuestos de la marca y les pidió a sus clientes estar tranquilos.
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Mattos también abrió otro frente de batalla, en la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), para solicitar medidas cautelares y frenar la operación de su competencia, con el argumento de que los Eljuri se quedarían con el monopolio del mercado de taxis en el país.
En junio de 2016, Huertas ratificó su decisión y le advirtió a Neocorp que, si seguía vendiendo automóviles Hyundai en Colombia, podría “incurrir en fraude a resolución judicial, conducta sancionable penalmente”.
Gustavo Lenis, presidente de Neocorp, dijo que le parecía extraña la forma en que se estaba adelantando el pleito. “Desde el punto de vista empresarial uno se pregunta: ¿cómo es posible que un juez limite la actividad privada?”, dijo Lenis a Portafolio el 26 de junio de 2016. Y agregó: “Resulta curioso que para Mattos el proceso se mueve a la velocidad de la luz”.
Neocorp, finalmente, recibió la notificación a principios de julio de 2016, y en agosto ya había una guerra de versiones sobre lo que estaba pasando. Por un lado, la empresa de los Eljuri decía que el juez 14 civil del Circuito de Bogotá había negado unas medidas cautelares a Mattos. Por el otro, Hyundai Colombia afirmaba que esa decisión del juez 14 era vieja y que las medidas ordenadas por el juez sexto se mantenían vigentes.
Ya para ese momento había sospechas sobre las actuaciones en el caso. En efecto, en septiembre de 2016, Daniel Coronell reveló que el juez Reinaldo Huertas había comprado, de contado, un carro de 72,6 millones de pesos un día después de la primera decisión a favor de Mattos. Para Coronell, era extraño que Huertas pudiera juntar ese dinero teniendo en cuenta que tenía deudas por 277 millones de pesos por las que pagaba cuotas mensuales de 5 millones. A los pocos días de que el periodista hizo su revelación, la Fiscalía General empezó a investigar si se cometieron irregularidades para que la demanda de Mattos llegara al despacho de Huertas.
Cuando la investigación ya estaba avanzando, Carlos Mattos aseguró que todo se trataba de una persecución en su contra y, en abril de 2018, se fue a España, país del que también tiene nacionalidad, por supuestos problemas de salud. Después de que Mattos salió de Colombia empezaron las grandes noticias relacionadas con él.
Comunicado a la opinión pública sobre la persecución de la que estoy siendo víctima. pic.twitter.com/b02H4wzVEV
— Carlos Mattos (@CarlosMattosB) March 13, 2019
Huertas, por su parte, fue detenido en junio de ese año por, presuntamente, haber recibido 2.500 millones de pesos para favorecer a Mattos con la medida cautelar que ordenaba que él fuera el único distribuidor de Hyundai en Colombia. Según la Fiscalía, el juez y “otros funcionarios de la rama” se reunieron varias veces en el apartamento del empresario para concretar el pago.
También fue capturado Álex Vernot, abogado de Mattos, señalado de haberle ofrecido dinero a Luis David Durán Acuña, testigo clave en el caso Hyundai, a cambio de que “no colaborara más con la justicia”.
Ya con todos estos avances, en octubre de 2018 la Fiscalía le imputó a Carlos Mattos los delitos de cohecho, utilización ilícita de redes de comunicaciones, acceso abusivo a un sistema informático y daño en sistema informático, y pidió emitir circular roja de la Interpol para capturarlo.
A partir de ese momento se emitieron varias órdenes de captura contra Mattos, y en febrero de este año el gobierno de España autorizó su extradición.
Y después de este largo proceso el empresario regresó a Colombia. Contra Mattos avanzan dos procesos que ya están en etapa preparatoria de juicio.
Hace cinco años nadie se imaginaba que el exitoso distribuidor de Hyundai estaría en esta situación. Mattos pasó de ser noticia por sus ‘logros’ empresariales a engrosar la lista de poderosos con líos judiciales por corrupción.
Lea la Nota completa en: Carlos Mattos, de empresario condecorado por el Senado a La Picota
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