El diario económico se refiere al tema, justo el mismo día en que la minga indígena del suroccidente del país comienza su desplazamiento desde Cali hasta Bogotá, después de haberse reunido en dos oportunidades con una nutrida comisión del Gobierno Nacional, algo que no fue suficiente para los aborígenes porque su fin es tener un encuentro con el presidente Iván Duque.

Ese encuentro es improbable porque, como aseguran miembros del alto Gobierno, entre ellos, el comisionado de paz Miguel Ceballos, ni siquiera el Congreso puede citar al presidente de la República. Otros sectores ven la intención de la minga como el propósito de hacerle un juicio político al mandatario, lo cual les resulta inaceptable.

De hecho, esa es la razón para que La República califique a esta movilización de “minga política”, en contraste con los verdaderos orígenes de esa organización que se encuentran en el tradicional modo de organización indígena cuyo propósito son las reuniones de vecinos y amigos para hacer trabajos comunitarios gratuitos, casi siempre relacionados con el ámbito agrícola.

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Sobre la intención de reunirse con Duque, el rotativo recuerda que los indígenas “tienen una jurisdicción especial que les da derecho a tener senadores y representantes, quienes velan por sus intereses y pueden evaluar la gestión del presidente de turno con las herramientas constitucionales, cosa que no hacen porque su interés es alargar las llamadas mingas y empatarlas con paros movidos por las fuerzas de la oposición”.

En otro aparte, el editorial cataloga como una “grave ingenuidad política” la pretensión de “juzgar” la figura presidencial por “el simple hecho de que son instrumentos de protesta que despierta simpatías urbanas”.

Claro que ese medio se anticipa y comienza su editorial advirtiendo que la protesta social “es uno de los pilares consagrados en la Constitución Nacional y debe ser preservada dentro de los deberes y derechos de todos los colombianos”, pero reprocha que lo que vienen haciendo grupos indígenas del Cauca, a los cuales califica de “minoritarios”, es un “claro abuso de un derecho legítimo, sin importarles el impacto en el resto del país que intenta recuperarse en lo económico en medio de un pico de contagios de covid-19 que nunca llega”.

“Hay más de un millón de enfermos y casi 30.000 muertos, situación que no les importa a unos 5.000 indígenas que han hecho de la minga política un deporte regional con el que buscan impactar la agenda nacional sin medir las consecuencias”, lamenta el diario. “Es inaceptable que su legítima protesta política se convierta en una actividad desmesurada de contagios, pues no acatan las recomendaciones globales de usar tapabocas, mantener distanciamiento social y evitar las aglomeraciones”.

En ese sentido, aunque no con los mismos términos, se manifestó la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, que, temiendo un fuerte rebrote de coronavirus en la capital por la llegada de la minga, invitó al Gobierno Nacional y a los indígenas a resolver la situación, ojalá antes de que salieran de Cali.

Como es de esperarse, el diario económico adoba su editorial con una cifra elocuente: “En el Cauca habitan 308.455 indígenas de los 1.905.617 […] que hay en Colombia, población que representa 4% del todos los colombianos”. Además, introduce este dato con la idea de que el Gobierno Nacional ha atendido “en lo posible” las reivindicaciones territoriales y culturales de los aborígenes, pero recuerda que el Ejecutivo “también debe solucionar las necesidades del resto de colombianos que experimentan problemas de desempleo, recesión económica y de crisis sanitaria”.

La República subraya que los indígenas “también tienen que aportar al crecimiento económico del cual se desprenden los presupuestos, pues casi toda la tierra entregada en las últimas décadas permanece improductiva; 43% de las 2,9 millones de hectáreas del Cauca se ha convertido en resguardos improductivos, pero siguen reclamando dinero del erario […] que es aportado por el resto de colombianos a través de impuestos”.

El concepto lo comparte Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi), que en su cuenta de Twitter lo simplifica con el siguiente trino:


Estas miradas contrastan con la del editorial de el diario El País, de Cali, influyente medio del suroccidente del país, que no ahonda mucho en el tema y rescata que es “motivo de preocupación” la movilización masiva en medio de la pandemia, “lo que puede llevar al contagio de los participantes en la minga o a que estos se conviertan a su vez en propagadores del coronavirus tanto en sus comunidades como en los sitios que visiten en su próximo periplo”.

A diferencia de La República, el diario caleño aboga por una reunión entre la minga y el presidente. “Ojalá pueda producirse ese encuentro entre los dirigentes […] y […] Duque. Más que una polémica por la forma en que se pretende exigir su presencia, lo que debe primar es la disposición de escuchar lo que quiere la minga y la voluntad de ésta de oír al Jefe del Estado de manera respetuosa. […] Si ese encuentro respetuoso es posible se podrá superar también la amenaza proferida por algunos de los dirigentes del Cric de realizar una nueva toma de la carretera Panamericana en caso de que no cumpla su exigencia”.