Evidentemente se trataría de un salto al pasado que traerá consecuencias adversas para el sistema electoral del país, por cuanto exige una serie de cambios que implican tiempo, plata y nuevos roles en las mesas de votación, informó El Espectador.

El periódico reveló la respuesta que la Registraduría Nacional entregó al CNE respecto a la resolución 1706 de 2019, que dicta las nuevas reglas que se aplicarán para las elecciones regionales de octubre.

El documento advierte que regresar a la firma y huella de los electores en los formatos E-11 “causaría una mayor permanencia de los votantes en las mesas, más filas, dificultades para adultos mayores, problemas técnicos en caso de que el ciudadano tenga deteriorada la huella, una capacitación especial a los jurados de votación y la insuficiencia de grafólogos y dactiloscopistas”, indicó El Espectador.

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Y otro hecho preocupante es que la Registraduría anticipa que habría que “aumentar el número de mesas de votación de 108.500 a 125.000 y que el formulario E-11 ya no tendría 7 hojas sino 37”, lo cual tendría efectos en el costo de las elecciones.

Semana informó que además de ese “pequeño salto al pasado”, el CNE propone un ejercicio electoral como la participación de veedurías ciudadanas, testigos electorales suplentes y comisiones escrutadoras con herramientas para escanear y digitalizar las actas E-14 de los claveros.