“Hay una larga historia de horror y fascinación que relaciona el fuego y los libros”. Esto escribe Irene Vallejo en ‘El infinito en un junco’, en el que narra la historia de los libros desde la invención de la escritura hasta el presente.

Más adelante, al hablar de la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, añade: “Por desgracia, la inquina contra los libros es una tradición firmemente arraigada en nuestra historia”.

(Lea acá: Conozca cuatro libros electrónicos o eBooks gratuitos que le enseñan sobre programación)

Indignación y rabia han expresado habitantes de Pensilvania, Caldas, al enterarse de la quema de cerca de 2.500 libros el pasado 6 de agosto en inmediaciones del estadio municipal situado en el sector del Politécnico.

Los referidos libros, que al parecer hacían parte de la Biblioteca Municipal y que ya habían salido del inventario para ser dados de baja, estuvieron abandonados en costales en una bodega y luego fueron trasladados al polideportivo donde un funcionario les prendió fuego.

Sin embargo, un ciudadano llegó hasta el lugar y de entre las cenizas logró rescatar algunos ejemplares que guardó en su casa.

Fue tan voluminosa la cantidad de libros quemados que las llamas alcanzaron altura considerable y alertados por la humareda fue necesaria la presencia de los bomberos. Vecinos los llamaron con el fin controlar las llamas ante un posible incendio. Entre las cenizas también se vieron computadores y sillas.

“Volvió la época de la inquisición con la quema de libros; es raro que esto ocurra en un Pueblo Culto como Pensilvania donde muchos de esos libros hubieran servido para la práctica de lectura con niños de escuelas rurales o para las Instituciones Educativas de los cuatro corregimientos con que cuenta el municipio”, indicó un empleado de una empresa privada.

Entre las cenizas se pudieron apreciar algunos libros relativos a las tradiciones del municipio, como este titulado ‘Historias de La Rioja’, del escritor local Silvio Aristizábal Giraldo.

(Vea también: Atacan en una tarima, en Nueva York, al reconocido escritor de ‘Los versos satánicos’)

Se pronunció el alcalde

Consultado por La Patria, el alcalde de Pensilvania, Jorge Orlando García, expresó: “Un gran número de libros en mal estado se encontraban en una bodega del municipio; tenían hongos, humedad, orinados por las ratas, deteriorados y ruñidos por lo que ya no se podían usar y podrían significar riesgo para la salud de las personas. Por lo tanto, el Comité de bajas de la Alcaldía ordenó la destrucción de esos libros inservibles. Sí ocurrió una falencia, ya que una funcionaria los quemó sin autorización, cuando se había determinado que el destino final de ese material debía de ser el relleno sanitario”.

Hablan lectores

  • Eliécer Salazar, pensionado

La quema de libros es una práctica normalmente relacionada con el fanatismo religioso o político, frecuentada desde la antigüedad. Creo que en nuestro municipio es la primera vez que ocurre esta situación; que aunque no es un delito, sí hace parte del ideario rebelde de nuestra juventud.

  • Silvio Aristizábal, antropólogo

La quemazón de libros ocurrida recientemente en Pensilvania le hace honor a una vergonzosa tradición. Es un hecho lamentable. Como lector amante de los libros y como damnificado por causa de este hecho, quisiera saber cuáles fueron las razones de la Administración municipal -si las tuvo- para tomar tan deplorable decisión. Sin duda, en un clima como el de Pensilvania, los libros se deterioran. No obstante, la pregunta que queda es ¿No había alternativa distinta a quemarlos?

  • Hugo Vélez Isaza, trabajador independiente

Es muy grave, se empieza quemando libros y terminan quemando personas. Los libros son patrimonio histórico de cada territorio.

  • Bernardo Alarcón, profesor

Me duele ese atropello a la cultura, ese crimen histórico. Incendiar una biblioteca es eliminar la historia de los pueblos. Quién sabe en qué estaría pensando el que cometió ese acto brutal y quién daría la orden para destruir esa fuente del saber.

Lee También
  • Abelardo Ospina, expersonero

Esta situación no es decente. Yo no soy capaz de destruir un libro; tiene que ser que ya no tenga salvación; un libro viejo se puede organizar para que lo disfrute la gente. Quien dio el visto bueno para esa quema no es un conocedor de literatura. El Concejo y la Personería deben investigar.

  • Alba Aristizábal, pensionada

Creo que la ignorancia y falta de cultura histórica lleva a la gente a cometer esos actos. Tenemos que rescatar el valor de la lectura en la educación primaria, secundaria y universitaria.

Apenas si quedaron rastros de uno que otro libro. Foto: La Patria
Apenas si quedaron rastros de uno que otro libro. Foto: La Patria