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Escrito por:  Fabián Ramírez
Subeditor     Sep 24, 2025 - 12:45 pm

El pasado 19 de septiembre, la contrainteligencia militar y policial, junto a la Fiscalía General de la Nación, hizo incursiones que resultaron en la inédita captura de cuatro individuos entre los que se encuentran dos militares activos. Esta redada, según la Fiscalía, se llevó a cabo debido a presuntos delitos de revelación de secretos, concierto para delinquir, fraude procesal y prevaricato por omisión, según informó El Tiempo. 

Según reportes, los detenidos incluyen un mayor y un sargento del Ejército Nacional. Sin embargo, la figura más enigmática es una mujer conocida con el alias de ‘Stephanie’. Esta se hacía pasar por oficial de Policía utilizando documentos y credenciales falsas. Esta peligrosa impostora, en compañía de los militares, ingresaba sin autorización a instalaciones militares y policiales de alto calibre, como el Batallón Guardia Presidencial, la Escuela de Caballería y la Dirección de Protección de la Policía Nacional, de acuerdo con el periódico.

Además, Stephanie consiguió acceso a reuniones de alto rango en las que se discutían tópicos reservados de inteligencia militar, amenazando así el manejo de información clasificada y poniendo en jaque el sistema de seguridad interno. La duda se cierne en torno a si la información conseguida haya sido filtrada a terceros y si hay motivaciones políticas detrás de la infiltración, como se dijo en el impreso.  

La detención de los individuos dio lugar a dos líneas de investigación. La primera considera que los capturados buscaban apropiarse de cargamentos de estupefacientes y otras mercaderías durante procedimientos judiciales, los cuales no eran reportados a las autoridades competentes. Por otro lado, la teoría más alarmante sugiere que los detenidos querían obtener información sensible sobre la agenda y seguridad del presidente de la República, Gustavo Petro, según el informe periodístico.

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Como si la situación no fuera lo suficientemente delicada, también se está indagando en la posible participación de un asesor de las Fuerzas Militares, el cual habría suplantado a un oficial para asistir a reuniones confidenciales. 

El escándalo en curso exhibe una realidad sombría y desconcertante en el sistema de seguridad colombiano. La rápida acción de las autoridades muestra una fuerte respuesta, pero el caso también resalta la necesidad urgente de revisiones exhaustivas de los protocolos de seguridad y medidas preventivas para evitar que tales intrusiones se repitan en el futuro.

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