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La noche del martes fue escenario de una tragedia en el barrio Guacamayas de San Cristóbal, donde una mujer reconocida por su labor de décadas como vendedora de tintos perdió la vida tras ser atropellada en un accidente de tránsito. El incidente, ocurrido alrededor de las 9:30 p.m. en la calle 37B Sur con carrera 2B, involucró una camioneta que además de impactar a la comerciante, terminó chocando contra una vivienda y dejó heridos a sus ocupantes. Las autoridades locales acudieron prontamente al lugar y dieron inicio a una investigación para esclarecer las causas del siniestro y establecer la responsabilidad del conductor, según el artículo original.
Este lamentable hecho se suma a una serie de incidentes que reflejan la profunda crisis de seguridad vial que vive Bogotá. De acuerdo con la Secretaría de Movilidad y reportes del Distrito, ya se han registrado más de 80 fatalidades en lo que va del año, siendo los peatones el grupo más afectado. Un patrón preocupante es el papel de los motociclistas dentro de estas estadísticas: durante 2024, el 68% de las víctimas mortales en las vías de la ciudad correspondían a quienes se movilizan en moto, y las motocicletas estuvieron involucradas en el 52% de las muertes de peatones. Estos datos subrayan la interacción peligrosa entre peatones y actores viales motorizados, especialmente en contextos urbanos densos.
En el ámbito nacional e internacional, la inseguridad vial en grandes ciudades ha sido objeto de análisis por instituciones como el Observatorio Nacional de Seguridad Vial en Colombia y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Los estudios señalan que el aumento del parque automotor, la fragilidad de la infraestructura peatonal y las deficiencias en la educación vial son causas estructurales de la problemática. A pesar de algunos avances, la implementación de estrategias como las "zonas 30" donde se reduce la velocidad en áreas residenciales sigue siendo limitada y no logra mitigar el número de accidentes fatales de manera efectiva.
El impacto de estos siniestros va más allá de la pérdida de vidas. El DANE ha señalado que las consecuencias tocan el sistema de salud, la productividad y la estabilidad de las familias, afectando de manera más aguda a los comerciantes informales y trabajadores de sectores vulnerables. El caso reciente en Guacamayas ejemplifica cómo la inseguridad vial profundiza la desigualdad social y genera consecuencias económicas y emocionales para las comunidades, que a menudo pierden referentes sociales valiosos.




Finalmente, la recopilación de testimonios de vecinos y la utilización de análisis técnicos y de criminalística son estrategias fundamentales que, según la Fundación Gabo, permiten entender las dinámicas previas al siniestro y plantear acciones preventivas acertadas. Esta tragedia, además de exigir justicia, interpela la necesidad de repensar políticas públicas que garanticen entornos urbanos seguros y protejan con eficacia a los ciudadanos, especialmente a quienes diariamente construyen el tejido social desde la informalidad.
¿Por qué las motocicletas están tan implicadas en los accidentes fatales de peatones? La alta implicación de motocicletas en los accidentes con peatones en Bogotá es un fenómeno destacado en reportes oficiales, como los de la Secretaría de Movilidad y el Observatorio Nacional de Seguridad Vial. Esta situación se explica, por las cifras consignadas en el artículo, debido al crecimiento del uso de la motocicleta como medio de transporte y la falta de infraestructura que permita una convivencia vial segura entre diferentes actores, especialmente en zonas urbanas donde predominan la movilidad informal y las condiciones precarias para el peatón.
La vulnerabilidad del peatón, en contraste con la rapidez y maniobrabilidad de las motocicletas, crea un desequilibrio donde las probabilidades de incidentes graves aumentan. Sin intervenciones integrales, como la reducción de velocidad y fortalecimiento de la educación vial, este patrón se mantiene y agrava la crisis de seguridad vial en la ciudad.
¿Qué significa “zonas 30” en el contexto de la seguridad vial? El término “zonas 30” hace referencia a áreas urbanas donde la velocidad máxima permitida para los vehículos es de 30 kilómetros por hora. Esta medida busca disminuir la gravedad de los accidentes y proteger principalmente a los peatones y ciclistas en zonas residenciales o escolares, según lo señala el Observatorio Nacional de Seguridad Vial.
En Bogotá, aunque se ha avanzado en la implementación de algunas zonas 30, el artículo destaca que su cobertura es insuficiente y no logra ofrecer protección suficiente a los sectores más expuestos. Las “zonas 30” forman parte de las estrategias recomendadas internacionalmente para pacificar el tráfico y crear entornos urbanos más amigables y seguros para todos los habitantes.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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