Por: El Espectador

El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.

Este artículo fue curado por pulzo   Sep 29, 2025 - 8:32 pm
Visitar sitio

Bogotá ha registrado un alarmante incremento en los casos de hurto a personas entre enero y agosto de 2025, con 86.931 denuncias, equivalentes a más de 14 robos por hora, según datos oficiales citados en la fuente original. Esta cifra representa un aumento significativo respecto al mismo periodo del año anterior y confirma al hurto como uno de los delitos más frecuentes en la capital colombiana, que cerró 2024 con una tasa de 1.645 casos por cada 100.000 habitantes, la más elevada entre las ciudades principales del país.

La problemática muestra una clara disparidad geográfica dentro del territorio bogotano. Doce de las diecinueve localidades de la ciudad han evidenciado aumentos en los casos de hurto, destacándose Puente Aranda con un 33 % más, Teusaquillo con un 23 % y Rafael Uribe Uribe con un 18 %. Por el contrario, sectores como Los Mártires, Chapinero y Santa Fe han experimentado descensos. Estos contrastes internos reflejan la complejidad del fenómeno y la necesidad de respuestas diferenciadas en cada zona, según lo informado por las autoridades locales.

En cuanto a las modalidades empleadas, los datos muestran que la mayoría de los hurtos, más de 58.000 casos, no involucraron armas y recurrieron a métodos como el raponeo —arrebatar objetos de manera rápida— y el cosquilleo, consistente en distraer a la víctima para quitarle pertenencias. Sin embargo, se registraron cifras notables de hurtos con violencia: 7.243 con armas de fuego, 15.600 mediante armas blancas y 428 casos en los que se utilizó escopolamina, una sustancia capaz de neutralizar a las víctimas y facilitar el delito.

Las dificultades para combatir estos delitos se ven agravadas por la notable disminución en los operativos policiales: el centro de Bogotá ha sufrido una reducción del 87 % en operativos contra el mercado negro de celulares, hecho que contribuye a la expansión de economías ilegales estrechamente vinculadas al hurto, como evidencia la cifra de 15.827 celulares robados de enero a junio de 2025, cerca de 2.800 mensuales, según la fuente original.

Lee También

La gestión de la seguridad en la ciudad ha sido objeto de duras críticas. Diana Diago, concejala por el partido Centro Democrático, ha cuestionado la priorización de grandes proyectos de infraestructura, como el Metro, frente a lo que considera la crisis estructural de seguridad urbana. Estas críticas adquieren peso en el contexto de estudios del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas (CISD), que señalan la ausencia de estrategias integrales capaces de combinar vigilancia policial, justicia expedita y programas sociales para contener el auge delictivo en ciudades latinoamericanas, incluido Bogotá.

El Observatorio de Seguridad Ciudadana de Bogotá ha destacado que la persistente desigualdad y la exclusión económica se mantienen como factores determinantes que impulsan el delito urbano, particularmente el hurto a personas. Estas condiciones exigen políticas públicas que aborden las raíces sociales del problema y fortalezcan la acción comunitaria para reducir la incidencia delictiva, como se consigna en su informe anual 2024.

Históricamente, la ciudad ha vivido fluctuaciones en los índices de hurto, asociadas tanto a campañas temporales de seguridad y al uso de tecnologías de vigilancia, como a coyunturas económicas que limitan la acción policial. La evidencia histórica, recogida en la Revista de Criminología Latinoamericana, sugiere que un avance real depende de estrategias multidimensionales, resultado de la cooperación entre autoridades y ciudadanía.

Mirando al futuro, el Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia advierte que la adopción de tecnologías avanzadas puede ser un arma de doble filo: ofrecen facilidades para la prevención, pero también abren nuevos escenarios de delito, como el robo digital y la venta de bienes robados por internet. Frente a esto, la implementación de un plan de choque integral —que combine control policial, políticas sociales y campañas de denuncia y solidaridad ciudadana— resulta indispensable, especialmente ante la llegada de la temporada de fin de año, cuando el flujo de personas en espacios públicos incrementa los riesgos de hurto.

¿Qué significa el término "escopolamina" y cómo se usa en robos urbanos? La pregunta surge porque el informe reporta 428 casos en los que se empleó escopolamina durante hurtos en Bogotá. La escopolamina es una sustancia con efectos sedantes que, cuando se utiliza ilícitamente, puede neutralizar las capacidades de autodefensa de las víctimas. Su uso preocupa a las autoridades porque provoca estados de indefensión temporales, facilitando que los delincuentes roben sin resistencia, convirtiéndose así en una modalidad especialmente lesiva del hurto urbano. Además, su empleo suele ser difícil de detectar, lo que complica la prevención policial y el acompañamiento a víctimas.

¿Cómo afecta la reducción de operativos policiales al control del mercado negro de celulares en Bogotá? La inquietud sobre el descenso del 87 % en operativos policiales contra el mercado ilegal de celulares en el centro de la ciudad apunta al impacto de la falta de controles continuos sobre esta economía ilícita. Al disminuir los operativos, los delincuentes perciben menos riesgo al introducir celulares robados en el mercado, alimentando así la cadena delictiva y motivando la comisión de más hurtos. El fortalecimiento de estos operativos, junto con rastreo tecnológico y sanciones penales ejemplares, es uno de los factores señalados por expertos y autoridades para contener la expansión del hurto y la economía ilegal en la capital.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

* Pulzo.com se escribe con Z

LO ÚLTIMO