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Un presunto homicida fue dejado en libertad en Engativá por decisión de una jueza de control de garantías, quien consideró que, por cuenta de la demora en la lectura de sus derechos por parte de los policías, su detención se habría dado de manera irregular, a pesar de que el responsable fue detenido en flagrancia, luego de haber disparado supuestamente contra un hombre en esa localidad de Bogotá, donde hubo una balacera hace un mes.
El responsable fue sorprendido por miembros de la policía junto a la víctima, quien yacía en la calle aún con signos vitales, pidiendo auxilio de la comunidad. Sin embargo, esto no fue suficiente para la jueza de la URI, quien decidió apegarse al proceso como está escrito en la ley, y concluir que la detención se dio de manera igual, ya que los uniformados se demoraron 24 minutos en hacerlo conocedor de sus derechos. Tal fue la sorpresa que despertó su decisión frente al caso, que hasta el presunto homicida, no podía creer lo que estaba escuchando.
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Dada la gravedad de su veredicto, la Fiscalía decidió apelar a la decisión, argumentando que la demora ocurrió dada las particularidades en las que se habría desarrollado el crimen. Cuando los policías llegaron al lugar, un hombre había disparado contra uno de sus vecinos, situación que por poco genera que el victimario fuera linchado por la comunidad.
Por lo tanto, las autoridades tuvieron que llegar a dispersar a la comunidad, al mismo tiempo que atendían a la víctima, quien en ese momento, aún presentaba signos vitales.
Los uniformados, entonces, se tuvieron que dividir en dos grupos. Unos se quedaron para arrestar al responsable del ataque y controlar a la ciudadanía, mientras los demás llevaban al hombre malherido hasta el centro asistencial más cercano, en donde murió dada la gravedad de sus heridas, contexto que no permitió que pudieran leer los derechos al señalado, en cuanto se produjo la detención.
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El caso fue llevado hasta un juez en segunda instancia, quien calificó la primera decisión de “absurda”, luego de que la primera funcionaria judicial no tuviera en cuenta el contexto en el que se habría dado la captura, así como le llamó la atención, diciéndole que los jueces de control de garantías no son un “algoritmo robótico”.
“En palabras llanas, los jueces de control de garantías no son un convidado de piedra o algoritmo robótico que solo aplique silogismos jurídicos, sino que también deben analizar cada caso en examen para así lograr desde un panorama general aplicar adjetivos temporales abstractos adecuadamente, como las anteriormente citadas, y así garantizar la paz y convivencia social o lo que comúnmente conocemos como orden público”, explicó el juez.
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