Tal como se había anunciado, hacia las 9:00 de la mañana de este domingo comenzó en el corregimiento Santa Elena, cerca de Medellín, la manifestación en contra de las demoliciones de viviendas que se han presentado por no contar con licencias de construcción, una situación en la que los habitantes aseguran que la institucionalidad ha tenido mucha responsabilidad.

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Entre 200 y 300 personas se congregan aún a la altura del estadero El Silletero, sin importar las lluvias, y han hecho bloqueos en la vía, que levantan cada 15 minutos, aproximadamente, para permitir el paso de vehículos.

Arengas y carteles dan cuenta de sus exigencias en la protesta: que se suspenda la orden de la administración de demoler más casas y se busquen soluciones conjuntas que permitan que las personas tengan garantizado su derecho constitucional a la vivienda digna.

El plantón surgió luego de que la semana pasada las autoridades hicieran efectiva una orden de demolición de una de las viviendas, construida de forma irregular en una de las veredas. En el corregimiento ya son ocho las propiedades demolidas, además de 530 a las que se les frenó su construcción. Y se tienen 476 en la mira por anomalías en los documentos para poderlas hacer.

Una de las caras de la moneda da cuenta de que por el clima y sus extensas zonas verdes, Santa Elena se ha vuelto tan atractiva que, de manera acelerada, fincas floricultoras están llenas de parcelaciones con pequeñas zonas verdes y algunas zonas boscosas, de reserva natural, han sido alteradas para construir hasta glamplings y ecohostales.

No obstante, la otra cara de la moneda, que la dan quienes participan en la manifestación, cuenta que aunque conocen de la problemática de las construcciones sin licencias, es de vieja data y la institucionalidad la habría dejado pasar tan normal que hoy abundan las edificaciones en ese estado.

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Antes, cuentan algunos habitantes, construían primero y luego iban a la Corregiduría, donde les cobraban una multa y, posteriormente, les daban la licencia. Por ello, se volvió una práctica común en el corregimiento. Hay quienes consideran que por eso se proliferó la construcción irregular.

Ante una situación tan compleja, los manifestantes están pidiendo a la Alcaldía de Medellín que no siga demoliendo las casas, sino que dialoguen y busquen una solución concertada. Además, afirman que no todo es ecohostales y glampings, sino que muchas son los hogares de familias.