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El Valle del Cauca atraviesa momentos de preocupación a medida que se acercan las festividades de fin de año. La razón principal es el alarmante incremento en el número de personas afectadas por el uso de pólvora, especialmente en el último tramo del año. El aumento ha puesto en alerta máxima a las autoridades departamentales, con especial énfasis en las áreas de salud y seguridad, quienes han recalcado la gravedad del asunto al observar que, dentro del grupo de afectados, un número significativo son menores de edad.
El informe más reciente, citado por Noticiero 90 Minutos, revela que ya son 56 las personas quemadas en el departamento por manipulación de pólvora, de las cuales 17 son menores de edad. Cali figura como el municipio más afectado, concentrando casi la mitad de los casos reportados con 27 incidentes. La situación en la capital del departamento ha conmocionado a la ciudadanía, pues entre las víctimas hay niños de tan solo cinco años, lo que evidencia el riesgo inminente para la población infantil durante las festividades.
Municipios como Tuluá, Buga y Buenaventura también han presentado cifras preocupantes. En respuesta, las instituciones locales han redoblado esfuerzos para concientizar a la comunidad sobre los peligros asociados al uso de fuegos artificiales y han emitido reiteradas advertencias para minimizar los riesgos durante las celebraciones de diciembre. Autoridades como el secretario de Salud de Cali, Germán Escobar, han manifestado inquietud no solo por la cantidad de quemaduras, sino también por la severidad de las lesiones atendidas, entre las que se cuentan heridos con daños oculares y casos que han requerido la amputación de falanges.
Las declaraciones del secretario de Salud son contundentes al indicar que estos daños van más allá de quemaduras superficiales y que el uso de pólvora, sin importar la edad de la persona que la adquiera, supone un desafío para la salud pública, especialmente en esta época. El llamado es a evitar su compra y manipulación para prevenir tragedias en los hogares vallecaucanos.
Ante la extensión de la problemática, en sectores como el oriente de Cali —identificado por su alta incidencia y ambiente festivo— se han reforzado controles y operativos. De acuerdo con Jairo García, secretario de Seguridad de Cali, la Policía Metropolitana y la secretaría a su cargo han realizado operativos constantes para atacar la venta ilícita de pólvora, principalmente en las zonas céntricas de la ciudad. García enfatizó la importancia de la responsabilidad ciudadana, subrayando la necesidad de evitar el uso de estos elementos bajo efectos del alcohol y, ante todo, de no exponer a los menores a esta clase de riesgos.
La reiteración del mensaje por parte de las autoridades es clara: se busca que la comunidad opte por celebraciones seguras, en las que prime el bienestar infantil y la integridad física de todos los ciudadanos. Se invita a reflexionar colectivamente sobre el impacto que la pólvora puede tener, no solo en el ámbito personal sino también en la salud pública general.
¿Por qué los menores son los más afectados por los accidentes con pólvora?
Esta pregunta trasciende el simple dato estadístico y plantea un análisis sobre las dinámicas sociales y familiares presentes en la temporada de fin de año. La presencia de menores en los incidentes obedece tanto a la falta de supervisión como al acceso de los niños a estos elementos peligrosos, bien sea por la permisividad de los adultos o por el desconocimiento de los riesgos reales.
El contexto es especialmente relevante si se considera que la manipulación de pólvora no solo genera daños inmediatos, sino consecuencias que pueden marcar de manera irreversible la vida de los más pequeños. La atención y prevención entonces se convierten en tareas colectivas, donde la sensibilización y el control son claves para evitar que las cifras sigan creciendo. ¿Qué medidas adicionales podrían implementarse a nivel comunitario y estatal para proteger a los menores en periodos festivos?
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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