No habían pasado ni 72 horas desde el atentado en un parque de Fontibón cuando Betrand Akl, sacerdote maronita y devoto a San Chárbel, ingresó a la habitación de la clínica Fundación Santa Fe en la que todavía se debate, entre la vida y la muerte, el precandidato colombiano Miguel Uribe Turbay.
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Mientras a las afueras de la institución escuchaba los cánticos de aliento de las decenas de personas que acudían a la entrada del centro médico para rezar por la salud del precandidato, el religioso cargaba consigo una reliquia ex ossibus que custodia un pequeño fragmento óseo de San Chárbel, santo libanés a quien miles de católicos le suelen encomendar los casos de salud difíciles, para rezar por su mejoría.
Ingresó al lugar acompañado por la tía de Uribe y su hermana, a quienes conocía con cercanía por la tradicional devoción que la familia Turbay, de ascendencia libanesa, le tiene a este santo. El sacerdote tomó la reliquia, la acercó al cuerpo del hombre e hizo que este elemento sagrado tuviera contacto con él.
Posteriormente sacó un aceite de San Chárbel y, recitando diferentes oraciones mientras ungía su cuerpo con este sagrado líquido, le realizó la unción de los enfermos. A la vez que esto ocurría, la hermana del político invocaba, de rodillas, a aquel santo que vivió en el siglo XIX en Oriente y que hasta el día de hoy se ha convertido en el refugio de quienes sufren complicaciones del alma y el cuerpo.
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“Nosotros somos maronitas, confiamos en nuestros santos, y va a salir adelante”, decían, entre la esperanza y las lágrimas, las parientes de aquel político que todavía se mantiene a la espera de un milagro para sobrevivir a este grave ataque en el que un menor de 15 años le disparó en diferentes partes del cuerpo, en medio de un discurso que hacía en el parque El Golfito, frente a decenas de espectadores.
“Esta confianza que tuvieron después de la venida del santo transformó todo. Había un ambiente más o menos pesimista antes y después vi un cambio de actitud. Eso me hizo recordar la reacción de los discípulos después de la resurrección de Jesús”, recuerda el sacerdote.
¿Quién fue San Chárbel Santo al que encomendaron salud de Miguel Uribe?
San Chárbel fue un religioso maronita ampliamente reconocido por su vida austera, su desapego de los bienes materiales y, en general, por practicar un estilo de vida ascético. Durante su existencia, ganó notoriedad por sus supuestas habilidades para sanar a los enfermos y por llevar una vida profundamente identificada con el sufrimiento de Jesucristo. Su padre falleció cuando él tenía apenas tres años, y su madre contrajo matrimonio nuevamente al poco tiempo con un hombre que más tarde adoptó la fe maronita, al igual que él.




Este hombre dedicó su vida a difundir el mensaje de Dios, dejando atrás su lugar de origen y su hogar familiar. A los 23 años, en 1851, ingresó a un monasterio maronita, donde abrazó una vida de ermitaño y devoción religiosa. Se le atribuyen diversos milagros durante su vida como maronita, aunque fue tras su fallecimiento cuando comenzaron a reportarse sucesos sorprendentes. Murió el 24 de diciembre de 1898, a los 70 años, debido a una enfermedad que lo dejó completamente paralizado. Según la tradición de su orden, fue enterrado sin ataúd. Sin embargo, tras su entierro, comenzaron a surgir relatos sobre fenómenos extraños —y milagrosos— vinculados a él.
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