Al taxista hay que hacerle un estudio, una preparación, para quitarle de la cabeza la mala fe y las marrullas”, dijo a Los Informantes el empresario y líder gremial, que falleció a los 84 años el pasado domingo 6 de mayo.

Sin entrar en mayores detalles, Peña aceptó, de algún modo, haber sido un hombre de muchas vivencias, muy pulcro, gustador de la política sin verse obligado a ser político (cercano al uribismo) y con un agudo sentido crítico de la realidad.

Eso es lo que uno debe tener para cuando va a corregir los hijos o para cuando va a corregir a los taxistas”, manifestó antes de soltar una carcajada que revelaba cierta complicidad.

No obstante, Uldarico Peña fue un personaje decisivo en algunos de los asuntos públicos de los bogotanos como la movilidad. Cerca de 35.000 taxis, afiliados a Radio Taxi Aeropuerto y Taxis Libres, podían paralizar en minutos la ciudad con tan solo una orden suya, aunque él haya dicho no tener ese poder.

También intentó desmitificar la imagen de que se había convertido en un multimillonario, aunque sí dejó en claro que era un dandi, un tipo refinado, una especie de burgués con personalidad que inspiraba respeto entre propios y extraños.

El artículo continúa abajo

“Cada 15 días pego una reparación. Mis manos me las mando arreglar así como hacen las damas, cada ocho días, vivo pendiente de mi presentación. Me gusta tener los zapatos limpios, me gusta tener mi camisa limpia, me gusta tener mi vestido limpio, me gusta estar afeitadito “, comentó a los Informantes.

Su historia, dice el programa, empezó en 1972 con un emprendimiento de $80.000 pesos, que fue la liquidación que le entregó el Estado por sus 22 años de servicio en el Ejército Nacional, y terminó para él 46 años después con un grupo empresarial constituido por 27 firmas registradas y un control del 34 % del mercado de taxis en Bogotá, según La República.

Vea aquí el episodio completo de Los Informantes: