
Lo hizo a través de un artículo en El Tiempo, en el que plasmó el problema que tienen algunos residentes de conjuntos cerrados por el uso de salones comunales e ingreso de paseadores de perros que, según propietarios, podrían poner en riesgo la seguridad de los propietarios.
En el primer caso, un ciudadano manifiesta que vive al lado del salón comunal, que se puede utilizar jueves, viernes, sábados y domingos (si el lunes es festivo) hasta la medianoche o 1:00 de la mañana, lo que considera un “atropello” para su descanso.
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Al respecto, la abogada explica que, por más que la normativa esté en el manual de convivencia, el uso de ese espacio “no puede ser arbitrario” y su regulación tiene que basarse en la Ley 675 de 2001, el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana.
Asimismo, los residentes tienen derecho a llamar a la Policía cuando sienten que su descanso está siendo perturbado por el ruido.




Para el caso del ingreso de paseadores de perros, Pabón indica que se debe tener en cuenta situaciones particulares, como el de personas de la tercera edad o con alguna discapacidad, para consagrar reglas necesarias en el manual de convivencia.
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De igual manera, la letrada señala que en Bogotá ya hay un protocolo para paseadores de perros, creado por el Instituto de Protección y Bienestar Animal en 2019, que se puede adoptar en los conjuntos residenciales para garantizar la seguridad.
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