Por: EL PILON SA

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 15, 2025 - 5:52 am
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El acceso al agua potable sigue siendo un reto significativo en el departamento del Cesar, a pesar de los avances registrados en los últimos años. Leonardo Andrés Zuleta Guerra, gerente de Aguas El Cesar, expone que —aunque la cobertura ha aumentado notablemente— la región enfrenta un rezago importante en la prestación efectiva del servicio, sobre todo en las zonas rurales y en los corregimientos. Esta situación tiene un contexto nacional alarmante: de acuerdo con el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, cerca del 15% de la población rural colombiana no cuenta con acceso adecuado al agua potable. La cifra podría ser superior en Cesar debido a sus particularidades socioeconómicas y geográficas, lo que convierte al acceso al agua en una prioridad para los gobiernos local y nacional.

Uno de los proyectos emblemáticos en la región es el acueducto de Valencia de Jesús. Aunque ya se completó la infraestructura física gracias a una inversión mayor a 7.500 millones de pesos, la operación se encuentra en fase de transición. Según Zuleta, inicialmente será gestionada por una asociación de usuarios local, a quienes se les está capacitando para manejar los aspectos técnicos, jurídicos y financieros. Paralelamente, se estudia la posible conformación de una empresa regional bajo la administración del alcalde local. Esta estrategia refleja una tendencia en aumento tanto en Colombia como en Latinoamérica: empoderar a las comunidades para gestionar sus fuentes de agua, una política respaldada por organismos internacionales como la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

El éxito de estas iniciativas depende no solo de la inversión en infraestructura, sino de la capacidad operativa y la cultura de pago y uso responsable del agua en la sociedad. Un informe reciente del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) denuncia que la baja cultura de pago en zonas rurales, además de prácticas de consumo ineficientes, está generando pérdidas cuantiosas en la operación y mantenimiento de los sistemas de suministro. Es una problemática reconocida también por el gerente Zuleta, quien declara que son los desafíos más complejos de enfrentar en Cesar.

Las condiciones climáticas adversas representan otro desafío tangible. En Mariangola, un proyecto de agua potable avanza solo al 50% de su ejecución debido a lluvias intensas y su localización sobre ríos, factores que complican el trabajo de ingeniería subterránea. La administración local, encabezada por la gobernadora Elvia Milena Sanjuán, ha resaltado la necesidad de no solo construir infraestructura sino también asegurar su funcionamiento efectivo, para garantizar un impacto duradero en la calidad de vida de la población.

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A pesar de que la cobertura en zonas rurales ha progresado del 36% al 60% recientemente, según Zuleta, el rezago operacional y financiero persiste, mostrando la urgencia de destinar recursos para la operación sostenible. Esto coincide con análisis de la Comisión de Regulación de Agua Potable, que observa que más del 40% de las redes rurales sufren fallas recurrentes por mantenimiento deficiente y falta de financiación. En las áreas urbanas la cobertura es buena, pero solo el municipio de Curumaní recibe agua durante las 24 horas; otras localidades como Aguachica y La Paz requieren mejoras urgentes, siendo la gestión y administración puntos críticos, especialmente en lugares donde se han implementado modelos de privatización parcial como en La Paz, con resultados aún en debate.

En términos de alcantarillado pluvial, Valledupar tiene un proyecto avanzado al 66%, enfocado en corregir problemáticas históricas de inundaciones que se agudizan con el cambio climático. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), los logros iniciales del colector muestran áreas tradicionalmente inundables ahora secas tras fuertes lluvias, evidenciando una mejora en la resiliencia urbana y la adaptación a fenómenos climáticos extremos.

Es relevante subrayar que Aguas El Cesar, más que un operador directo, actúa como ente gestor del Plan Departamental de Agua. Su rol implica brindar asesoría y fortalecimiento técnico a los municipios, lo que incluye jornadas de capacitación —como la prevista para el 22 de agosto con el Ministerio de Vivienda— para optimizar el uso de los recursos públicos y mejorar la gestión local del agua y el saneamiento.

En conclusión, aunque Cesar ha experimentado avances tangibles, los retos de operación, sostenibilidad y fortalecimiento comunitario persisten y deben ser el foco de políticas públicas y esfuerzos institucionales en los próximos años. Solo mediante la mejora continua en la gestión local, la inversión sostenida y la educación comunitaria, estas inversiones podrán traducirse en una mejor calidad de vida para todos sus habitantes, en línea con los objetivos nacionales y globales.

Preguntas frecuentes relacionadas

¿Por qué es importante fortalecer la cultura de pago y ahorro de agua en zonas rurales?

La cultura de pago y de ahorro de agua es fundamental para la sostenibilidad de los sistemas de acueducto, especialmente en áreas rurales donde los recursos son limitados y los costos de operación pueden ser altos. Sin una participación activa de la comunidad en el pago puntual y el uso racional del recurso, las empresas prestadoras afrontan dificultades financieras que impactan negativamente en el mantenimiento y la continuidad del servicio. Esto, a su vez, puede llevar a repetidos fallos en el sistema y a desperdicio de agua, agravando el rezago en el acceso efectivo.

Diversos estudios y experiencias, como los reportados por el DANE y Aguas El Cesar, demuestran que fortalecer esta cultura implica también procesos de educación y sensibilización comunitaria, claves para que las obras desarrolladas sean viables operativamente y perduren en el tiempo, maximizando el beneficio a la población.

¿Qué significa resiliencia urbana frente a eventos climáticos según el IDEAM?

La resiliencia urbana, en términos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), se refiere a la capacidad de una ciudad o comunidad para anticipar, resistir, adaptarse y recuperarse eficazmente de eventos climáticos extremos, como inundaciones o sequías. En el contexto de las obras de alcantarillado en Valledupar, el avance en la infraestructura permite a la ciudad enfrentar mejor las lluvias intensas y evitar daños a viviendas, infraestructura y vidas humanas.

El aumento en la frecuencia y severidad de estos eventos, resultado del cambio climático, hace que la resiliencia urbana no solo sea una meta deseable sino imprescindible. La experiencia de Valledupar, según los informes del IDEAM, demuestra que la inversión en sistemas de drenaje modernos puede marcar la diferencia entre una ciudad vulnerable y una ciudad preparada para el futuro climático.

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