El papa Francisco devolvió al estado laico al excardenal estadounidense y declaró definitiva una sentencia en este sentido de la Congregación para la Doctrina de la Fe, institución del Vaticano que vela por el respeto del dogma católico, precisó la información de la Santa Sede.

Es la primera vez en la historia de la Iglesia católica que un cardenal es exclaustrado por motivos de abusos sexuales.

Este castigo, sin apelación posible y por lo tanto definitivo, tiene lugar justo antes de una reunión crucial, del 21 al 24 de febrero, con los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo en el Vaticano, donde abordarán la responsabilidad de los prelados que mantuvieron silenciadas las agresiones sexuales a menores perpetradas por el clero.

Los grandes escándalos que salieron a la luz en Estados Unidos, Chile o Alemania, empañaron la credibilidad de la Iglesia católica.

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El papa Francisco, que quiere aplicar su promesa de “tolerancia cero”, prometió estos últimos meses que sería intransigente con la alta jerarquía eclesiástica.

Al excardenal emérito de Washington ya se le prohibió en julio ejercer su ministerio y luego renunció a su título honorífico de purpurado. Con su exclusión oficial de la Iglesia, el hombre, recluido actualmente en el Estado de Kansas, en Estados Unidos, se convierte simplemente en Theodore McCarrick.

La Santa Sede pidió en septiembre de 2017 una investigación al arzobispado de Nueva York, tras el testimonio de un hombre que acusaba al prelado de haber abusado sexualmente de él en los años 70.

Ante los “indicios graves” revelados en la investigación, el papa depuso a finales de julio a monseñor McCarrick de su título de cardenal.

Este caso sacudió la jerarquía de la Iglesia católica estadounidenses, poco antes de la publicación de un informe demoledor sobre los abusos masivos cometidos en Pensilvania.

En 2015, el papa Francisco aceptó la renuncia de monseñor Keith O’Brien a todos los derechos del cardenalato, tras haber dimitido dos años antes como arzobispo de Edimburgo al ser acusado “de actos inapropiados” con jóvenes sacerdotes. El prelado conservó sin embargo su título de cardenal hasta su muerte, en marzo de 2018.

El único caso de abandono del título supremo de cardenal remonta a 1927, cuando el papa Pío XI aceptó la dimisión del cardenal francés Lois Billot, quien había renunciado por motivos políticos.