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Donald Trump expresó en repetidas ocasiones durante su campaña electoral su deseo de vengarse de todos aquellos que considera enemigos personales. James Comey, de 64 años, se convirtió el 25 de septiembre en la primera de estas personalidades en ser acusada desde su regreso al poder, antes que Letitia James, de 67 años, el 9 de octubre. El lunes, una jueza invalidó el nombramiento de Lindsey Halligan, la fiscal elegida por Donald Trump, que había iniciado estos procesos, y, en consecuencia, dictó la desestimación de las acusaciones en ambos casos.
La magistrada rechaza, en particular, los argumentos del Gobierno según los cuales la ministra de Justicia, Pam Bondi, habría legitimado “retroactivamente” las acciones emprendidas por la fiscal. El tribunal considera que este nombramiento se realizó al margen de la ley, ya que Lindsey Halligan, nombrada interina sin pasar por el Senado, ocupó el puesto de forma improvisada de su predecesor, también fiscal interino, según informa nuestro corresponsal en Washington, Vincent Souriau. “Esto significaría que el Gobierno podría enviar a cualquier persona, sea o no abogado, ante un gran jurado para obtener una acusación, siempre y cuando el ministro de Justicia diera su aprobación a posteriori”, subraya.
No obstante, deja abierta la posibilidad de que el Ministerio de Justicia presente una nueva acusación en ambos casos, pero en el caso de James Comey, el plazo de prescripción de los hechos que se le imputan expiró a finales de septiembre. El Ministerio de Justicia “va a recurrir muy rápidamente, si es que no lo ha hecho ya”, ha respondido la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
Procesamientos basados en “la malicia y la incompetencia”
James Comey y Letitia James aplaudieron la decisión de la jueza. “Envía el mensaje de que el presidente de los Estados Unidos no puede utilizar el Departamento de Justicia para atacar a sus enemigos políticos”, celebró el exdirector del FBI en un video en Instagram, denunciando unas acusaciones “basadas en la malicia y la incompetencia”.
Letitia James se mostró “animada por esta victoria” y aseguró en un comunicado que no se dejaría “intimidar por estas acusaciones infundadas”. Ambos presentaron otros recursos para anular las acusaciones, alegando en particular que estaban motivadas únicamente por el “rencor personal” del presidente estadounidense. La justicia aún no se ha pronunciado sobre estos argumentos.
En septiembre, Donald Trump presionó públicamente a Pam Bondi, mostrando su sorpresa en su plataforma Truth Social por el hecho de que James Comey y Letitia James aún no hubieran sido imputados, al igual que el senador demócrata Adam Schiff. Tras forzar la dimisión del fiscal del distrito este de Virginia, lo sustituyó inmediatamente en este puesto estratégico por Lindsey Halligan, asesora de la Casa Blanca.
James Comey fue acusado de mentir bajo juramento al negar, en respuesta a una pregunta de un senador, haber autorizado a su adjunto a declarar de forma anónima en los medios de comunicación sobre investigaciones delicadas llevadas a cabo por el FBI. Fue destituido brutalmente durante el primer mandato de Donald Trump en 2017, mientras la policía federal investigaba una posible injerencia rusa en la campaña presidencial de 2016.
Letitia James, por su parte, se enfrentaba a dos cargos por falsedad en la obtención de un préstamo bancario. Letitia James había condenado a Donald Trump a pagar una multa de casi 500 millones de dólares en febrero de 2024. Esta condena por fraude fue anulada en agosto por un tribunal de apelación del estado de Nueva York, que consideró que la multa era “excesiva”, una decisión contra la que ella ha apelado.
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