RFI (Radio France Internationale) - radio francesa de actualidad, difundida a escala mundial en francés y en 15 idiomas más*, mediante 156 repetidores de FM en ondas medias y cortas en una treintena de satélites a destino de los cinco continentes, en Internet y en aplicaciones conectadas, que cuenta con más de 2.000 radios asociadas que emiten sus progra...
La tensión sigue aumentando entre Washington y Caracas, en el Caribe, donde Estados Unidos concentra ahora el 10% de su flota. En agosto, Donald Trump anunció el refuerzo de la flota estadounidense para combatir el narcotráfico en la región. Desde la primera operación aérea contra una supuesta narcolancha el 2 de septiembre, 61 personas, entre ellas dos habitantes de Trinidad y Tobago, han perdido la vida en ataques contra embarcaciones, principalmente frente a las costas de Venezuela. RFI conversó con pescadores de Trinidad y Tobago.
Con nuestro corresponsal en Las Cuevas, Victor Raison
A finales de la semana pasada, el destructor estadounidense USS Gravely zarpó de Puerto España, tras cuatro días de maniobras con la Armada de Trinidad y Tobago. Más al norte de la isla, en la playa de Las Cuevas, los pescadores limpian sus capturas del día. Chad Joseph, una de las dos presuntas víctimas trinitenses de los ataques estadounidenses, era originario de este pueblo. Su tía, Lynette Burnley, exige respuestas.
“¡Trump no está bien! En cuanto ve un barco, dice que transporta drogas. ¿Cómo puede saberlo? Si los hace explotar, ya no hay pruebas, ¡ya no hay nada! Deténganlos, acúsenlos, hagan lo que tengan que hacer, ¡pero no pueden acusarlos sin pruebas!”, protesta.
La primera ministra apoya los ataques estadounidenses
En este clima de creciente tensión entre Venezuela y Estados Unidos, la primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, ha reiterado su apoyo a los ataques contra los barcos sospechosos de narcotráfico. En Carenage, a unos quince kilómetros de la costa venezolana, Christopher Calder, pescador jubilado, también apoya la intervención estadounidense en la región, a pesar de su ilegalidad.
“Todo lo que ocurre en alta mar, los estadounidenses hacen bien en hacer lo que hacen, porque esos barcos tienen cuatro, cinco, seis, incluso siete motores, y navegan a toda velocidad. ¡No son barcos pesqueros!”, justifica.
Mientras el buque más grande de la flota estadounidense, el portaaviones USS Gerald R. Ford, se dirige hacia el Caribe, los pescadores de Trinidad adaptan sus prácticas por miedo a ser confundidos con traficantes. Ahora evitan salir por la noche, acercarse a las costas venezolanas o aventurarse demasiado lejos, donde el derecho internacional ya no está garantizado.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO