¿Qué pasaría si las aves que hoy están en Peligro Crítico en la lista de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés) desaparecieran de la Tierra? Esa fue una de las preguntas que se hizo un grupo de científicos liderados por Emma Hughes, ecóloga de la Universidad de Sheffield en Inglaterra. Sus hallazgos acaban de ser publicados en la Current Biology.

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“La biodiversidad se enfrenta a una crisis de extinción global que reducirá la diversidad de características ecológicas, la historia evolutiva y, en última instancia, el funcionamiento y los servicios de los ecosistemas”, señalan los investigadores en su artículo. Ellos encuentran evidencias de que la pérdida de especies de aves no es aleatoria y se concentra en las especies más grandes y de vida más lenta.

A escala global, los científicos predicen que la pérdida de especies amenazadas conducirá a una homogeneización general tal que los rasgos de las especies y la diversidad filogenética se perderán a un ritmo mayor de lo esperado. Es decir, la pérdida de estas especies únicas conducirá a una homogeneización o uniformidad de las aves en rasgos morfológicos como tamaño y forma del pico o tamaño.

Esto, sin embargo, no es solo una cuestión física. No hay que olvidar que las características morfológicas de las aves probablemente estén vinculados a la función ecológica: son así porque así han evolucionado para sobrevivir y contribuir a que los ecosistemas en los que viven también sobrevivan. Por esta razón Emma Hughes, autora del estudio, le dijo a The New York Times que la “crisis de extinción global no significa que solo estemos perdiendo especies. “Vamos a tener una gran pérdida de funciones y estrategias de vida”. El estudio de Hughes planteó varios modelos, todos preocupantes.

Por ejemplo, si todas las especies en Peligró Crítico en la lista de UICN se perdieran, 12 de los 14 biomas (conjunto de ecosistemas) de la Tierra vivirían una homogeneización morfológica, siendo los más amenazados los bosques tropicales secos y húmedos y los pastizales inundados. Para llegar a estas conclusiones, los investigadores utilizaron un conjunto de datos de rasgos morfológicos ecológicamente de 8.455 especies de aves.

Junto a esa gran base de datos, observaron estados de amenaza para cada especie con datos de rasgos completos de la diversidad filogenética que incluye comportamientos como el canto de los pájaros. Con esa información construyeron un modelo que les permitió predecir qué pasaría si se extinguieran las especies. Una mención especial en el artículo tuvieron los buitres, una especie desproporcionadamente en peligro.

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“Los buitres brindan servicios ecosistémicos vitales al eliminar cadáveres en descomposición, que de otro modo podrían aumentar la transmisión directa de enfermedades infecciosas y aumentar las poblaciones de carroñeros oportunistas (es decir, perros y ratas) que propagan la rabia y la peste bubónica”, dice el artículo sobre la función de los buitres. A pesar de eso, de las seis especies en estado crítico perdidas en las cinco ecorregiones más amenazadas, cuatro son buitres.