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Las inundaciones y los deslizamientos de tierra causados por las lluvias excepcionales que acompañaron al paso del ciclón Ditwah la semana pasada destruyeron numerosas viviendas, infraestructuras y empresas. En una colina, una estatua de Buda parece contemplar los barrios informales invadidos por el agua fangosa. Entre ambos, 200 familias se apiñan en el campamento, como la de Sandhya, de 61 años. “En pocas horas, perdimos nuestra casa y todas nuestras pertenencias. Aquí se ocupan de nosotros, pero ¿qué pasará mañana?”, se preocupa Sandhya, en declaraciones a Côme Bastin, enviado especial de RFI a Colombo.
Rani, de 47 años, también está desesperada: “Ya hemos tenido que hacer frente al tsunami, a las inundaciones, al covid, a la crisis económica y ahora a este nuevo ciclón. No tengo fuerzas para reconstruir una y otra vez”.
Un joven voluntario, empapado en sudor, intenta ayudar a estas familias. Apenas ha dormido desde el 28 de noviembre, cuando el ciclón azotó la isla: “Instalamos baños, reparamos tuberías, rescatamos a familias atrapadas en sus casas. Lo que me preocupa es que se declaren epidemias como el dengue y que los hospitales se vean desbordados”. Además de hacerse cargo de todos estos refugiados, el Gobierno, ya endeudado, tendrá que reconstruir todas las infraestructuras destruidas del país. “Nuestra estimación inicial indica que se necesitarán entre 6000 y 7000 millones de dólares para la reconstrucción”, declaró a la prensa Prabath Chandrakeerthi, comisario general del Gobierno encargado de los servicios esenciales.
Prabath Chandrakeerthi también anunció el pago de una ayuda de 2,5 millones de rupias esrilanquesas (7.500 euros) a cada familia cuya vivienda hubiera sido destruida, y de 25.000 rupias (75 euros) a todas aquellas que tuvieran que limpiar sus casas. Sri Lanka ha declarado el estado de emergencia y ha pedido ayuda a la comunidad internacional.
El balance de las catastróficas inundaciones que han azotado en los últimos días vastos territorios de Indonesia, Tailandia, Malasia y Sri Lanka ha superado los 1.000 muertos. Varios cientos de personas siguen desaparecidas. Las autoridades de estos países asiáticos trabajaron intensamente durante el fin de semana para despejar las carreteras y los escombros e intentar localizar a las personas desaparecidas tras las lluvias torrenciales, las crecidas repentinas y los deslizamientos de tierra.
La deforestación, factor agravante de las catástrofes en Indonesia
En el sudeste asiático, Indonesia, el país más afectado, lamenta, según el último balance, aún provisional, más de 700 muertos y más de un millón de desplazados. Las inundaciones y los deslizamientos de tierra han devastado especialmente el norte y el oeste de la isla de Sumatra, así como la provincia de Aceh.
Si bien la prioridad es llevar ayuda de emergencia y alimentos a los damnificados en las zonas más aisladas, numerosos expertos medioambientales y dirigentes regionales, como en Malasia y Tailandia, lanzan una voz de alarma atribuyendo estas devastadoras inundaciones al calentamiento global, pero no solo a eso.
En Indonesia, y en particular en Sumatra, se señala a la deforestación como factor agravante de las catástrofes climáticas, tal y como explica Leonard Simanjuntak, director de Greenpeace Indonesia. “Sumatra ha perdido la mayor parte de sus bosques de baja altitud, que se han convertido principalmente en plantaciones de aceite de palma en las últimas tres décadas. Pero la causa de estas inundaciones masivas es la destrucción río arriba, en las zonas montañosas, donde nacen los principales ríos de estas tres provincias”, señala.
“Sumatra ha perdido en total más del 75 % de su cobertura forestal. La deforestación masiva ha sido provocada por las minas, las plantaciones de palma aceitera, la tala ilegal… Existen varias instalaciones hidroeléctricas en las cuencas altas de estos ríos. Se trata de una señal de alarma muy grave, especialmente para el Gobierno, que debería llevar a cabo una auditoría completa de la gestión de los recursos forestales y naturales, no solo en las provincias afectadas, sino en toda Indonesia. Hay mucha deforestación ilegal. Es necesario velar por la aplicación estricta de la ley, inmediatamente después de que finalice la fase de emergencia, y llevar ante la justicia a las personas, empresas y funcionarios del Gobierno responsables de esta catástrofe”, enfatiza.
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