Los páramos son considerados uno de los ecosistemas de mayor riqueza florística a elevaciones superiores de 2.800 metros sobre el nivel del mar, sin embargo, a pesar de su alta diversificación, han mostrado una alta sensibilidad al cambio climático, debido a las limitaciones de expansión ecosistémica.

Estos ecosistemas altamente especializados permiten un flujo continuo de agua en las cuencas hídricas que nacen allí, representando una importancia ecológica y socioeconómica significativa.

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En la última década, el docente e investigador del programa de biología de la Universidad del Quindío Larri Álvarez Rodas, quien también pertenece al Centro de Investigaciones en Biodiversidad y Biotecnología de la misma alma mater, CIBUQ, ha estudiado la composición florística de estos ecosistemas en la vertiente occidental de la cordillera Central, evidenciando un deterioro gradual y acelerado de las poblaciones de una de las plantas insignia de los ecosistemas paramunos, el frailejón (Espeletia hartwegiana Sch.Bip).

Según afirma el profesor Álvarez, ha sido especialmente en los últimos 3 años, que la afectación es fácilmente observable en páramos de los municipios de Salento, Génova y Pijao; aunque, en Calarcá y Córdoba aún no se evidencia esta fitopatología en la porción de esta zona de vida que les corresponde.

Junto a otros investigadores del centro de investigación, especialistas en las líneas de Biotecnología y diversidad vegetal, en cabeza de los docentes Marly Grajales Amorocho, Jorge Mario Londoño Caicedo y Andrés Felipe Orozco se ha venido identificado la influencia de la enfermedad denominada “entorchamiento de frailejón” cuyos agentes causales son diversos (provocando la muerte del individuo en un periodo de un año aproximadamente).

Dentro de estos agentes, se han reportado hongos (Colletotrichum sp., Fusarium sp.) y herbiboría causada por artrópodos (órdenes Coleóptera y Lepidóptera), principalmente la barrenación causada por el estadio larval de la subfamilia Scolytidae (Curculionidae) y polillas.

Aún es incierto el origen de estos fitófagos debido a la falta de estudio de la artropofauna autóctona e introducida al ecosistema de páramo. Adicionalmente, factores externos como cambio climático y expansión de la frontera agrícola en las inmediaciones, e incluso en el mismo ecosistema de páramo, son fuentes de perturbación que deben ser abordadas para mitigar los impactos negativos en estas zonas de vida.

El programa de Biología de la Universidad del Quindío y el CIBUQ, con el apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Quindío, CRQ, la vicerrectoría de Investigaciones, la vicerrectora de extensión del alma mater, tienen como misión fundamental seguir enfocando sus estudios, esta vez en específico para poder entender mejor la problemática de la única especie de frailejón para el departamento, encaminar acciones que sugieran la aplicación de herramientas de fuentes biológicas, para el control de la dinámica poblacional de los fitófagos que afectan los frailejones, son una alternativa tangible y realizable a corto y mediano plazo.

El control biológico ha representado un mecanismo de alta eficiencia, sustentable y autosostenible en diferentes escenarios, principalmente en la agricultura, donde múltiples fuentes (nematodos, hongos, artrópodos) han reemplazado el uso tradicional de agroquímicos, favoreciendo la conservación de los suelos, el agua y la biota de estos sistemas.

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Por lo tanto, la importancia en la identificación de controladores biológicos autóctonos y con adaptaciones a ecosistemas específicos, pueden conllevar a su empleo como alternativa en la mitigación de los impactos causados por la herbiboría, en las especies representativas y dominantes de los ecosistemas de páramo. Es necesario, sin embargo, conocer los agentes causales de la enfermedad de entorchamiento, su distribución y condición poblacional (diversidad genética) para implementar una estrategia dirigida al control de estos.