France 24 la componen cuatro cadenas mundiales de información continua (en francés, árabe, inglés y español), que emiten las 24/7 en 355 millones de hogares en los 5 continentes. France 24 cuenta con 61,2 millones de telespectadores semanales (medición realizada en 67 países de los 183 en los que se emite al menos una de las cadenas) y es el primer ca...
La reciente ola de protestas en Perú, liderada principalmente por jóvenes de la generación Z, marcó un nuevo episodio de tensión social y política que ya hace tambalear a José Jerí, quien asumió la presidencia hace apenas seis días por la vacancia de Dina Boluarte. Un desafío más para el gobierno peruano, marcado por una fuerte alternancia e inestabilidad estos últimos años.
La noche del miércoles 15 de octubre, Perú vivió una de las protestas recientes más intensas, con miles de manifestantes, en su mayoría jóvenes, congregándose frente al Congreso en Lima y en otras ciudades del país.
La movilización, que buscaba expresar el hartazgo ante la corrupción, la inseguridad y la falta de oportunidades, conoció un primer hito trágico: la muerte de Eduardo Mauricio Ruiz, un rapero de 32 años, y más de un centenar de heridos.
Este estallido social se produce apenas días después de la llegada al poder de José Jerí, quien asumió la presidencia el 10 de octubre tras la destitución de Dina Boluarte, y pone en evidencia las profundas fracturas de la política peruana y los desafíos de una transición que parece cada vez más frágil.




Un muerto en las protestas y un mensaje escueto de Jerí
La Defensoría del Pueblo reportó, además de la muerte de Ruiz, más de 100 heridos, entre ellos 78 policías, y 10 detenidos en el marco de la violencia y la represión policial durante la noche de manifestaciones del 15 de octubre.
La fiscalía abrió una investigación por el asesinato de Eduardo Mauricio Ruiz, conocido en la escena local del rap como Trvko. Según confirmó el comandante general de la Policía Nacional de Perú, Oscar Arriola, el autor del disparo que mató a Ruiz fue el suboficial Luis Magallanes, quien se encuentra internado en un hospital por politraumatismo y fue notificado allí de su detención.
Mientras el presidente interino José Jerí se movilizó rápido en la noche del miércoles para apoyar a los policías heridos y fue muy enfático al apuntar en un mensaje de X contra “delincuentes que infiltraron una manifestación pacífica para sembrar el caos”, fue mucho más escueto para referirse al asesinato de Ruiz.
“Lamento el fallecimiento del ciudadano de 32 años. Fuerza a su familia en este momento. Que las investigaciones determinen con objetividad los hechos y responsabilidades”, escribió en la madrugada del jueves, sin volver referirse posteriormente a lo ocurrido ni a la confirmación de que el responsable del disparo que mató a Ruiz era un suboficial de la policía.
Las manifestaciones que tuvieron lugar el miércoles fueron convocadas inicialmente por trabajadores del transporte y grupos civiles cansados de la corrupción y el aumento de la inseguridad en Perú. Y es que 2025 está siendo un año de inusitada violencia en el país andino, con crímenes que suelen ser resultado de intentos de extorsión.
Leer tambiénCorrupción en Perú, un flagelo que afecta a todas las esferas de la sociedad
En toda la capital, los residentes están exhaustos y asustados. “Estamos luchando por lo mismo contra los corruptos que aquí también son asesinos”, afirmó David Tafur, electricista de 27 años y participante en la marcha, haciendo referencia a años de represión y negligencia estatal.
Si bien el ministro del Interior, Vicente Tiburcio, anunció una reforma integral de la policía nacional, para muchos jóvenes, la represión y la violencia estatal solo aumentan la desconfianza hacia un sistema político marcado por escándalos y falta de soluciones.
Primeros desafíos para Jerí
José Jerí, de 38 años, es el séptimo presidente que Perú tiene en menos de una década. Su breve mandato, que termina en julio próximo por las elecciones programadas, comenzó en medio de la polémica por una investigación archivada de una denuncia de agresión sexual. En enero de 2025 una mujer lo acusó penalmente, asegurando que fue agredida sexualmente en diciembre de 2024, tras pasar unos días con Jerí y el empresario Marco Cardoza.
El juez del caso impuso medidas de protección para la mujer y ordenó tratamiento psicológico “por impulsividad y conducta sexual patológica” para el presunto agresor, pero después la causa fue archivada por falta de pruebas.
La designación del ultraconservador Ernesto Álvarez al puesto de primer ministro también fue controvertida: calificó a los manifestantes de la generación Z que lideran las protestas como “una pandilla que quiere tomar la democracia por asalto”.
“La multiplicación de escándalos y procedimientos judiciales contra los presidentes sucesivos ha debilitado considerablemente el Ejecutivo”, señala Gaspard Estrada, politólogo de la London School of Economics. Para Estrada, el Congreso peruano tomó un protagonismo desproporcionado en detrimento del equilibrio institucional, exacerbando la crisis política.
Este jueves, además, Jerí sobrevivió a un primer intento de destitución en su contra en el Legislativo peruano. El izquierdista Pasión Dávila presentó una moción de censura contra la mesa directiva del Congreso, buscando por esa vía remover a sus integrantes y forzar el cambio de mandatario interino.
Para prosperar, la censura contra Jerí requería solo 59 votos de los 130 congresistas, debido a que él ascendió a la presidencia como interino por liderar la mesa legislativa, la cual puede ser removida por la mitad más uno de la cámara. Sin embargo, el pleno del Congreso rechazó admitir a debate la moción, gracias a 60 votos en contra, principalmente de fuerzas derechistas que apoyan al mandatario, lo que evidencia la división y la fragilidad del sistema político.
La Gen Z encabeza las manifestaciones en Perú
Pero las protestas en Perú visibilizan otro fenómeno: el protagonismo de la llamada Generación Z, con edades de entre 18 y 30 años. Esta franja de la población se convirtió en la principal voz de la protesta. Esta juventud, marcada por la precariedad laboral, la inseguridad y un sistema educativo inaccesible, exige cambios profundos.
Las protestas peruanas se dan en medio de una ola de manifestaciones encabezadas por jóvenes que se extienden por todo el mundo, con ejemplos en Nepal, Filipinas, Indonesia, Kenia, Madagascar y Marruecos. En esos lugares, como en Perú, los jóvenes manifestantes suelen llevar banderas negras con el emblema del anime One Piece: una calavera pirata con sombrero de paja, un símbolo que se pudo observar en varias imágenes de las protestas limeñas. También se reportó que las manifestaciones fueron convocadas a través de plataformas como TikTok, sin liderazgo aparente.
Leer también¿Cómo entra en escena la ‘generación Z’ en la protesta social?
La ausencia de canales institucionales efectivos para canalizar esta ira alimenta una crisis que parece no tener salida inmediata. “Hay muchos partidos, muchos candidatos, pero muy pocas ideas nuevas. Mientras este vacío persista, la protesta no se apagará”, concluye Gaspard Estrada, de la LSE.
Frente a esta realidad, el interinato de Jerí enfrenta el reto de ofrecer no solo seguridad y orden, sino una respuesta que reconozca y canalice las legítimas demandas de una generación que aspira a romper con la corrupción histórica del país.
Con AP, EFE y Reuters
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO