Cada año en Francia cerca de 50 millones de polluelos machos son sacrificados a las pocas horas de nacer ya que la industria avícola no considera rentable alimentarlos.

Guillaume también anunció que en el mismo plazo Francia prohibirá la castración de lechones sin anestesia, otra medida reclamada por los activistas de los derechos de los animales.

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“Está la cuestión del bienestar de los animales. Pero también la del criador. No conozco a ningún criador que quiera que sus animales sean maltratados”, dijo.

El ministro también anunció que Francia se unirá a España y Alemania para poner en pie un sistema de etiquetado sobre el bienestar de los animales a partir del próximo año.

La producción de huevos requiere la eclosión de millones de pollitos cada año. Las hembras ponedoras son vendidas a granjeros particulares o a grandes granjas avícolas.

Los machos, en cambio, no producen huevos y desarrollan mucha menos carne que los llamados “pollos de engorde” criados especialmente para comer.

Como resultado, los productores estiman que no es rentable criar a los polluelos machos y por lo general son sacrificados después de la eclosión, ya sea triturándolos o asfixiándolos con dióxido de carbono.

A menudo sus restos son utilizados como alimento para animales.

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Los investigadores aún no han encontrado una forma de determinar eficazmente el sexo de un polluelo cuando aún está en el huevo y que funcione a escala industrial.

“Hay que encontrar una técnica que funcione a gran escala”, dijo Guillaume.

El máximo tribunal administrativo de Alemania, donde se sacrifican 45 millones de pollitos machos cada año, dictaminó en junio que la matanza de dichas aves podría continuar en la industria avícola hasta que se encuentre un método para determinar el sexo en el huevo.

Una directiva de la Unión Europea (UE) de 2009 autoriza la trituración siempre y cuando cause la muerte “inmediata” de los pollitos de menos de 72 horas de edad.