Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 133,5 millones de casos positivos han sido confirmados en el planeta, de los cuales 57,5 millones corresponden a América.

Estados Unidos lidera la lista con 30,6 millones de casos y más de 553.000 fallecimientos, mientras que en el segundo lugar está Brasil, que superó este viernes los 13,3 millones de contagios confirmados y quedó cerca de los 350.000 muertos, en la misma semana que volvió a batir el récord diario de muertes por el virus.

En medio del avance de la pandemia, autoridades brasileñas dieron un paso hacia la flexibilización de las restricciones impuestas en los 10 últimos días y este viernes permitieron en Río de Janeiro la reapertura de bares, restaurantes, clubes, museos, teatros, cines y casas de eventos, los cuales pueden operar y atender de forma presencial hasta las 21:00 horas.

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Tiendas y establecimientos comerciales podrán funcionar entre las 10:00 y las 18:00 horas, mientras que siguen prohibidas las actividades deportivas colectivas y el acceso a playas, cascadas, parques, así como permanecer en las vías, áreas y plazas en las noches y madrugadas.

La Gobernación de Sao Paulo, el estado más poblado y azotado por el COVID-19 en Brasil, también anunció a su vez la flexibilización de la llamada fase de emergencia a partir del lunes próximo. El 18 de este mes las escuelas podrán retomar las clases presenciales en esa región, si son autorizadas por los alcaldes. También se reanudarán los partidos del Campeonato Paulista de fútbol y las tiendas de materiales de construcción podrán reabrir.

Bolsonaro insiste en politizar las críticas por manejo de la pandemia en Brasil

En Brasil ha sido una constante la polémica entre quienes piden restringir la movilización de las personas y los que creen que ese tipo de medidas causan problemas mayores, como un detrimento económico. Entre ellos, el presidente Jair Bolsonaro.

La controversia tuvo este viernes un nuevo capítulo, pues Bolsonaro acusó a la Justicia de hacer “activismo político” en contra del Gobierno, a propósito de dos fallos de la Corte Suprema de Brasil relacionados con la pandemia. Una de las decisiones respaldó la inclusión de iglesias entre los “servicios no esenciales” que pueden ser cerrados temporalmente para contener el avance del virus, en tanto que la otra ordenó al Senado abrir una investigación sobre supuestas omisiones del Gobierno en el combate a la COVID-19.

Este último fallo supone que el Senado deberá instalar una comisión para investigar la crisis sanitaria, con poderes de convocar ministros y autoridades a dar explicaciones sobre una gestión que grupos de oposición no dudan en catalogar de “genocida”.

“No es lo que Brasil precisa en este momento crítico de la pandemia, con personas muriendo”, declaró Bolsonaro, quien desde el inicio de la crisis sanitaria negó su gravedad, rechazó toda medida restrictiva y llegó a tildar al virus de “gripecita” y de “maricas” a quienes defendían suspender las actividades económicas.