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Este artículo fue curado por pulzo   Dic 3, 2025 - 12:05 pm
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Poco a poco, León XIV empieza a adentrarse, con creciente seguridad, en el ajedrez de la política internacional. Su primer viaje al extranjero como papa —seis días entre Turquía y Líbano—, del que regresó esta semana, lo ha puesto de manifiesto.

El primer objetivo del viaje era, de hecho, meramente de carácter interno: conmemorar los 1.700 años del Concilio de Nicea, un aniversario cargado de simbolismo para el diálogo entre las distintas ramas del cristianismo. Y en eso no hubo cambios de guion o sorpresas.

Pero, mientras transcurrían los días, también apareció el papa diplomático: el que se mostró como el jefe de un Estado interesado en tener peso en el tablero geooestrátegico tejiendo alianzas también con el mundo musulmán para encarar crisis globales (tanto que incluso León XIV también visitó el mausoleo de Ataturk y posteriormente reveló un encuentro privado con el presidente Recep Tayyip Erdogan sobre la dramática situación en Gaza y Medio Oriente).

También apareció el papa dispuesto a criticar a su propio país, lo que se vio especialmente cuando, en el último día, se le preguntó por la política de la Administración de Donald Trump en relación con los conflictos en VenezuelaUcrania

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Peso en el tablero

Javier Martínez Brocal, autor de varios libros sobre el Vaticano y los papas, y uno de los cerca de 80 periodistas que acompañaron a León XIV en el avión papal, lo vivió de primera mano.

La visita había nacido “como un acto de unidad entre cristianos”, pero durante el viaje se hizo evidente el interés del papa “en tender puentes con los musulmanes para colaborar en el ámbito de la política mundial. De esta manera esta cuestión incluso predominó sobre el diálogo entre cristianos”, dice el analista.

“Y otra sorpresa ha sido lo bien que lo han recibido los musulmanes”, añade Martínez Brocal, en declaraciones a France 24.

Aunque siempre con su proverbial prudencia y discreción, esto mismo también se manifestó con especial claridad en Líbano, un país que un año después de la entrada en vigor del alto el fuego con Israel aún sufre continuos bombardeos israelíes y donde el papa quiso insistir en la necesidad de construir la paz y evitar la espiral del odio, como subraya también Rodrigo Guerra, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina.

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León XIV quiso sembrar “una idea en el corazón del pueblo libanés: los jóvenes son los protagonistas del presente y quienes tienen el don del tiempo necesario para cambiar el curso de la Historia. Más aún, afirmó con rotundidad que la verdadera resistencia al mal que desgarra a las naciones no se consigue eligiendo un nuevo mal”, añade este funcionario vaticano.

Otro observador, Gianni Lattanzio, secretario general del Instituto para la cooperación exterior de Italia, también vio este cromo.

“Todo comenzó en Ankara, donde el papa se presentó no solo como líder religioso, sino como interlocutor de un Estado laico decisivo para los equilibrios regionales”, ha considerado Lattanzio, en un análisis publicado al finalizar el viaje.

De igual modo, “en los encuentros con el presidente de la Asamblea Nacional y con el primer ministro libanés, la voz de la Santa Sede fue clara: apoyo a la solución de dos Estados para la Tierra Santa, rechazo de toda lógica de venganza, llamado a la neutralidad y a la estabilidad del Líbano como un bien regional y no solo nacional”.

Tensión en el Caribe

La determinación del máximo jerarca de la iglesia Católica se hizo también palpable en el vuelo de regreso a Roma, donde volvió a atender brevemente a los periodistas.

Preguntado por una reportera argentina (representante del grupo de habla hispana) sobre la amenaza de Washington de emprender acciones para derrocar por la fuerza o la presión a Nicolás Maduro, León XIV no dudó en rechazar esta posibilidad. 

“A nivel de la conferencia episcopal, con el nuncio, estamos buscando maneras para calmar la situación, buscar, sobre todo, el bien del pueblo, porque tantas veces el que más sufre en estas situaciones es el pueblo, no son las autoridades”, afirmó el papa.

“Las voces que vienen de Estados Unidos cambian. Con cierta frecuencia a veces hay que ver: por un lado, parece que ha habido una conversación por teléfono de los dos presidentes; por otro lado, hay ese peligro, esa posibilidad, de que haya una actividad, alguna operación, incluso invadiendo el territorio de Venezuela”, agregó.

Para Guerra, unas palabras que responden a la gravedad del momento.

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“El santo padre ha expresado su preocupación por el escenario venezolano porque la Santa Sede, en su doctrina, ha defendido siempre el respeto a la soberanía de las naciones y la búsqueda del bien común internacional, así como la necesidad de resolver las dificultades mediante fines buenos y medios buenos”, apunta este funcionario vaticano, respondiendo a France 24.

“En contextos de alta tensión, la Iglesia pide siempre por soluciones pacíficas y evita cualquier deriva que pueda llevar a episodios violentos de consecuencias imprevisibles”, detalla.

Martínez Brocal asimismo interpretó la postura de León XIV como un gesto de realismo político, que tutela los intereses de la iglesia: “El papa ha llamado al diálogo para que no impere la ley del más fuerte. No ha defendido a Maduro ni ha hecho una valoración política del régimen“, subraya el observador.

Y también Ucrania… 

Venezuela no fue, sin embargo, el único motivo de los reproches de León XIV a su país de origen. También lo fue Ucrania. En su respuesta a otra pregunta sobre la guerra y la exclusión de Europa de las negociaciones con Rusia, León XIV volvió a dirigir críticas a Washington y al presidente Donald Trump.

“Es evidente que, por un lado, el presidente de Estados Unidos cree que puede promover un plan de paz que le gustaría llevar a cabo y que, al menos en un primer momento, no cuenta con Europa. Sin embargo, la presencia de Europa es importante y esa primera propuesta se modificó también por lo que Europa estaba diciendo”, señaló.

“Concretamente creo que el papel de Italia podría ser muy importante. Cultural e históricamente, Italia tiene la capacidad de actuar como mediadora en un conflicto entre diferentes partes. También Ucrania, Rusia, Estados Unidos… En este sentido, podría sugerir que la Santa Sede fomente este tipo de mediación y que busquemos juntos una solución que realmente pueda ofrecer paz, una paz justa, en este caso en Ucrania”, concluyó.

La reacción dentro del mundo religioso ha sido, al menos de momento y en público, mayoritariamente positiva. 

“Hay cuatro palabras que personalmente conservaré de esta visita: esperanza, unidad, paz y justicia”, resumió el patriarca de Cilicia de los armenios católicos, Raphaël Bédros XXI Minassian, al hablar de su balance de la visita.

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“El papa ha venido a Medio Oriente para decir algo extremadamente sencillo: basta de guerras, basta de sangre, ha llegado el momento de trabajar para construir la paz“, ha comentado, por su parte, el cardenal Louis Raphael I Sako, patriarca de Babilonia de los caldeos.

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