Escrito por:  Redacción Mundo
Abr 21, 2025 - 2:18 pm

El papa Francisco falleció en la madrugada de este lunes (hora colombiana) y son múltiples los homenajes que recibe desde diferentes regiones del mundo. En Colombia, una de las tierras que más quería, lo lloran y recuerdan la visita que hizo en 2017, luego de la firma del acuerdo de paz con las Farc.

En torno a la muerte del sumo pontífice también cobran relevancia algunos detalles que no pasan desapercibidos por los internautas y conocedores de la historia reciente de los papas y de la iglesia Católica.

Por ejemplo, existen dos coincidencias sobre la muerte de ambos pontífices. La primera es que el papa Juan Pablo II también murió en el mes de abril, puntualmente el sábado 2 de abril de 2005, previo al Domingo de la Divina Misericordia.

Muerte del papa Francisco y de Juan Pablo II

La segunda es que Juan Pablo II también murió una vez terminada la Semana Santa, de ese año 2005, puntualmente una semana después del domingo de Pascua.

Esa celebración de la Divina Misericordia fue instaurada por el mismo papa Juan Pablo II desde el Vaticano. Su muerte se dio en medio de la vigilia mundial de oración para la Iglesia Católica.

Cómo se llamaba el papa Juan Pablo II y cómo murió

El nombre del sumo pontífice era Karol Józef Wojtyła, quien adoptó el nombre de Juan Pablo II al ascender al trono de San Pedro. Fue una figura trascendental que dejó una huella imborrable en el siglo XX y los albores del XXI.

Su pontificado, uno de los más largos de la historia de la Iglesia Católica, estuvo marcado por un profundo impacto espiritual, social y político a nivel global. Desde su elección en 1978, este papa polaco se convirtió en un símbolo de esperanza, fe y diálogo, trascendiendo las fronteras religiosas y culturales. Su carisma y cercanía con la gente lo convirtieron en una figura amada y respetada por millones en todo el mundo.

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A pesar de su vitalidad y energía en las primeras décadas de su pontificado, la salud de Juan Pablo II comenzó a deteriorarse por cuenta del párkinson, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que lo afectó visiblemente, dificultando su habla y movilidad.

Sin embargo, su espíritu permaneció inquebrantable. Con una fortaleza admirable, el líder católico continuó ejerciendo su ministerio pastoral, convirtiéndose en un testimonio viviente de la dignidad humana frente al sufrimiento y la enfermedad. Sus apariciones públicas, aunque cada vez más difíciles, seguían transmitiendo un mensaje de paz y esperanza.

La salud del santo padre se agravó significativamente en los días previos a su muerte. A finales de marzo de 2005, sufrió una crisis respiratoria debido a una gripe, lo que requirió su hospitalización. Aunque inicialmente mostró signos de mejoría, su condición empeoró rápidamente. El Vaticano emitió comunicados periódicos informando sobre su estado de salud, generando una ola de preocupación y oración en todo el mundo.

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