En un comunicado, la Comandancia de Operaciones Conjuntas iraquí informó del “impacto de un cohete de tipo Katiusha contra una empresa de extracción de petróleo” en la zona de Baryisia, situada en la provincia meridional de Basora, donde se encuentran la mayor parte de las instalaciones petrolíferas multinacionales.

Por otro lado, una fuente policial de Basora dijo que un cohete de “fabricación local” de tipo Katiusha impactó esta madrugada en un “complejo de empresas petroleras multinacionales, entre ellas Exxon Mobil”.

“El cohete golpeó un edificio empleado como residencia para los trabajadores” de la empresa y causó heridas a dos empleados iraquíes, que fueron trasladados al hospital, agregó la fuente que pidió el anonimato.

Otro cohete del mismo tipo cayó anoche cerca del complejo de los palacios presidenciales de la ciudad de Mosul, en el norte de Irak, donde están desplegadas tropas estadounidenses, tal y como informó la comandancia.

Testigos en Mosul relataron que el proyectil fue lanzado desde una cancha deportiva situada en la parte occidental de Mosul hacia ese complejo, ubicado en la parte oriental, donde se encuentran efectivos de EE. UU.

Asimismo, el día anterior la comandancia informó de la caída de tres proyectiles de tipo Katiusha en un cuartel militar de la zona de Al Tayi, 30 kilómetros al norte de Bagdad, donde están destacadas fuerzas iraquíes y estadounidenses.

El pasado día 15, tres misiles impactaron en la base aérea de Balad, situada al norte de Bagdad y donde también hay soldados de EE. UU.

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Las autoridades iraquíes no han apuntado de momento quién podría estar detrás de estos ataques, que se han producido en diferentes puntos del país donde hay presencia de efectivos estadounidenses.

El lanzamiento de cohetes coincide con el aumento de la tensión entre EE. UU. e Irán, ambos aliados políticos y militares de Bagdad, que ha asegurado reiteradamente que desea mantener las relaciones con ambos de forma equilibrada.

Washington ordenó el pasado 15 de mayo evacuar al personal no esencial de su Embajada en Bagdad y de su consulado en Erbil, capital de la región autónoma del Kurdistán (norte), por motivos de seguridad, sin ofrecer más detalles.

Anoche, el primer ministro iraquí, Adel Abdelmahdi, reiteró que ninguna “fuerza extranjera” puede operar o moverse en territorio del país árabe sin la autorización de Bagdad y sin someterse a su control.

En ese sentido, agregó que su gobierno prohíbe a cualquier país de la región o de fuera de ella que tenga presencia en Irak y que actúe contra “otra parte”, sea un “país vecino o una presencia extranjera en Irak o fuera” de su territorio.