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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 16, 2025 - 2:05 pm
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La Administración de Donald Trump avanza con nuevas disposiciones con las que diversos medios de comunicación denuncian una “mordaza” a la hora de cubir la información de organismos gubernamentales. Decenas de periodistas abandonaron el Pentágono y entregaron sus credenciales luego de que el miércoles entrarán en vigor las nuevas restricciones. ¿En qué consisten las nuevas normas que ponen en discusión la libertad de prensa en la primera potencia? Lo abordamos.

El Departamento de Defensa de EE. UU., encabezado por Pete Hegseth, había fijado el martes como fecha límite para que los medios de comunicación firmaran una nueva política de acceso al Pentágono o, de lo contrario, perderían el acceso a las credenciales de prensa y a los espacios de trabajo en esa entidad.

Finalmente, entraron en vigor el miércoles 15 de octubre. Periodistas de alrededor de 30 medios de comunicación, incluido ‘Fox News’, afín a la Administración Trump, decidieron retirarse en lugar de aceptar las nuevas limitaciones.

A continuación, los detalles de las nuevas normas impuestas por el Gobierno de Donald Trump y sus repercusiones.

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Según la nuev apolítica, los trabajadores de la prensa deben comprometerse a no obtener ni utilizar ningún material que no sea autorizado por el Departamento de Estado, incluso si se trata de información no clasificada. De no aceptarlo, debían entregar sus credenciales de prensa.

Con la firma de un documento, los periodistas debían reconocer las nuevas normas sobre el acceso de la prensa, incluida la posibilidad de que se les considerara un riesgo para la seguridad nacional, además de la posibilidad de que se les retiraran las credenciales, en cado de que Gobierno determine que no ha seguido sus dictámenes.

De no aceptarlo, debían entregar las credenciales que los autorizaba para trabajar en el Pentágono.

Casi todos los medios hasta ahora autorizados para cubrir la información en la sede del Departamento de Defensa-alrededor de 30, incluida la cadena ‘Fox News’, afín a la Administración Trump,- se negaron a firmar las nuevas exigencias. Por tanto, se retiraron tras subrayar que esas medidas violan sus derechos amparados por la Primera Enmienda. 

La nueva política del Pentágono es la última ampliación de las restricciones al acceso de la prensa bajo el secretario de Defensa, ahora llamado secretario de Guerra tras ser rebautizado con ese nombre por la actual Administración, el expresentador de la cadena de tendencia conservadora, ‘Fox News’, Pete Hegseth.

Hegseth lidera estas acciones luego de protagonizar la filtración a la prensa conocida como Signalgate.

El pasado lunes, dos días antes de que los cambios entraran en vigor, el miércoles 15 de octubre, el  portavoz principal del Pentágono, Sean Parnell, declaró que “la política no les exige ( a los reporteros) que estén de acuerdo, solo que reconozcan y entiendan” cuál es la nueva política.

“Esto ha provocado que los periodistas sufran un colapso total, lamentándose públicamente en línea. Mantenemos nuestra política porque es lo mejor para nuestras tropas y la seguridad nacional de este país”, añadió.

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“Un día sombrío para la libertad de prensa”: así reaccionan los periodistas 

Los medios de comunicación remarcan que los cambios constituyen una violación de sus derechos amparados por la Primera Enmienda y a su capacidad para realizar investigaciones independientes sobre el Ejército más poderoso del mundo.

La Asociación de Prensa del Pentágono, que representa a más de 100 organizaciones de noticias, incluyendo las agencias de noticias Reuters y AP, declaró en un comunicado que se trató de “un día sombrío para la libertad de prensa”.

La situación “genera preocupación por el debilitamiento del compromiso de Estados Unidos con la transparencia en la gobernanza, la rendición de cuentas pública en el Pentágono y la libertad de expresión para todos”, agregó.

Las principales cadenas de televisión, agencias de noticias, publicaciones y radios han declarado públicamente que sus reporteros se han negado a firmar la política. Entre ellos, ABC News, NBC News, CBS News, CNN, The Associated Press, Reuters, Bloomberg News, The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal, The Guardian, The Atlantic, Financial Times, Politico y NPR, entre otros. The Hill y su cadena hermana, NewsNation, también se han negado a firmarla.

En un comunicado conjunto emitido el martes 14 de octubre, las principales cadenas de televisión ya habían anunciado que no firmarían la nueva política.

“Hoy nos unimos a prácticamente todas las demás organizaciones de noticias en la transición hacia la aceptación de los nuevos requisitos del Pentágono, que restringirían la capacidad de los periodistas para mantener al país y al mundo informados sobre importantes cuestiones de seguridad nacional”, decía el comunicado en el que agregaron: “Esta política no tiene precedentes y amenaza las protecciones periodísticas fundamentales”.

Varias organizaciones de noticias de derecha se mostraron reacias a la política, incluyendo Fox News, Washington Times y Newsmax, esta última declaró que considera que los requisitos son “innecesarios y onerosos”.

El único medio que había aceptado la norma hasta el martes por la noche era One America News Network, un canal de televisión y sitio web de noticias y comentarios políticos de extrema derecha que ha brindado frecuentemente cobertura favorable al actual Gobierno, según informaron el diario The Hill y la cadena CNN.

La consecuencia de estos rechazos significará que, por primera vez desde la Administración del presidente Dwight D. Eisenhowe-quien gobernó entre 1953 y 1961- ninguna cadena de televisión ni publicación importante de EE. UU. tendrá presencia permanente en el Pentágono.

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¿Qué hay detrás de la nueva política de EE. UU. frente a la prensa?

Más allá de los distintos ejemplos con los que Trump ha demostrado en su segunda Administración que puede gobernar al son de decretos ejecutivos y las presiones que impone dentro y fuera de su país. Entre ellos, la imposición de aranceles o el retiro de presupuesto federal, según cada caso, para conseguir que sus aspiraciones gubernamentales, la Administración Trump ha experimentado algunos momentos que le resultaron incómodos ante la cobertura periodística.

El pasado marzo, el Departamento liderado por Hegseth se vio envuelto en un escándalo, después de que el ex asesor de Seguridad Nacional, Mike Waltz, añadiera -presuntamente de manera accidental- al editor del medio The Atlantic, Jeffrey Goldberg, a un grupo de chat con algunos de los funcionarios más importantes de la Administración.

En esa conversación, el secretario de Defensa compartió actualizaciones minuto a minuto sobre un ataque estadounidense en Yemen.

La controversia, denominada por la prensa como ‘Signalgate’ en alusión a la aplicación de mensajería Signal que fue utilizada para esa conversación de altos funcionarios, tuvo un nuevo capítulo en abril cuando otros medios de comunicación informaron de más filtraciones.

Desde entonces, el equipo de Hegseth comenzó a administrar pruebas de polígrafo en a personas de su círculo íntimo, funcionarios estadounidenses y otras personas con conocimiento del asunto, según informó entonces el medio ‘The Washington Post’.

El  mismo medio informó en julio que la Casa Blanca había pedido cesar con esas pruebas, y en octubre afirmó que el departamento de Guerra evaluaba implementar contratos de confidencialidad con los funcionarios y que luego se realizaría, según aseguraron, de manera aleatoria pruebas con polígrafo para evitar nuevas filtraciones a la prensa.

Cerca de 5.000 efectivos estarían obligados a firmar un acuerdo de confidencialidad que “prohíbe la divulgación de información no pública sin aprobación o mediante un proceso definido”, según un borrador de memorando del subsecretario de Defensa, Steve Feinberg, citado por ‘The Washignton Post’. 

Un documento independiente, también de Feinberg, establecería un programa para someter aleatoriamente a estos funcionarios a pruebas de polígrafo. 

Estos esfuerzos forman parte de una estrategia más amplia de la administración Trump y el Pentágono para identificar a funcionarios considerados insuficientemente leales o que proporcionen información a periodistas. 

Exfuncionarios y abogados de seguridad nacional señalaron al mismo medio que las restricciones y sanciones ya existentes por la divulgación no autorizada de información buscaban atemorizar y disuadir aún más al personal.

“Esto parece estar mucho más dirigido a garantizar la lealtad al Departamento de Defensa y a los líderes de la Administración Trump que a contrarrestar cualquier espionaje extranjero”, declaró al Washington Post Mark Zaid, abogado que representó a múltiples denunciantes y funcionarios gubernamentales en la mira de la Administración Trump. 

“Existen razones por las que antes no se exigía a las personas someterse a la prueba del polígrafo. Y me pregunto por qué ahora se exige el polígrafo y un acuerdo de confidencialidad demasiado amplio, aparte de intimidar a los empleados y garantizar un control más estricto”, agregó.

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“Inusualmente silenciosa”

Los periodistas describieron la zona de prensa del Pentágono el miércoles como inusualmente silenciosa, mientras retiraban muebles, servidores informáticos, material de insonorización del estudio de televisión y otros contenidos.

“Nunca he visto ese lugar sin un bullicio infernal”, describió JJ Green, corresponsal de Seguridad Nacional de la emisora ​​de radio WTOP de Washington.

Green, quien ha trabajado como corresponsal de seguridad nacional durante 20 años, entregó su credencial de prensa el miércoles por la mañana. Los medios de televisión tienen hasta el viernes para retirar sus equipos.

Los periodistas con credenciales tradicionalmente han estado limitados a espacios no clasificados en el Pentágono y han trabajado al otro lado del pasillo de la oficina de prensa del Pentágono, lo que les ha permitido acceder a los portavoces del departamento. 

Las credenciales de prensa significan que han pasado por una verificación de antecedentes.

“Nunca se nos ha permitido entrar sin más en áreas clasificadas ni en las oficinas de nadie”, afirmó Stephen Losey, reportero que cubre la Fuerza Aérea para Defense News. “No conozco a nadie que escuche a escondidas ni nada por el estilo, que es lo que algunos han hecho parecer”.

Algunos periodistas entrevistados por la agencia de noticias Reuters afirmaron que las nuevas restricciones no les impedirán informar sobre el ejército estadounidense.

“La ironía de la ironía es que los reporteros del Pentágono no están conversando sobre información controlada en los pasillos”, dijo un miembro de la Asociación de Prensa (AP) del Pentágono, quien habló bajo condición de anonimato. “Lo estamos haciendo a través de (la aplicación de mensajería encriptada) Signal”.

Hegseth y sus asesores “quieren darles información con cuchara a los periodistas, y esa sería su historia. Eso no es periodismo”, declaró el general Jack Keane el martes por la noche en Fox. 

Oficiales militares que se comunican regularmente con la prensa en el Pentágono han expresado en privado su pesar por la represión, informó la cadena CNN. 

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Con Reuters, EFE y medios locales

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