“Por la noche vi desde mi ventana cómo los soldados rusos saqueaban las tiendas y se llevaban la comida. ¡Ladrones!”, comentó la ucraniana a la agencia Efe por teléfono.

El Ministerio ruso de Defensa informó horas antes de que las tropas rusas se habían hecho con el control de la ciudad de cerca de 300.000 habitantes situada junto al río Dniéper y a orillas del mar Negro.

Según la testigo, que prefirió no dar su nombre para protegerse, pero que es música de profesión, su barrio “está totalmente ocupado por militares rusos y blindados pesados”.

“Los militares rusos quitaron las banderas ucranianas de los edificios gubernamentales en la Plaza de la Libertad, pero los habitantes de la ciudad las levantaron, no se asustaron y comenzaron a ondearlas frente a ellos, afirmó.

La testigo, que vive en las cercanías de la plaza, afirma que “hay transportes blindados rusos en todas las esquinas, de dos en dos. “Se trata de muchos ocupantes rusos, los veo desde la ventana y veo también mucho equipamiento militar, agrega.

Tenemos miedo. Mi marido y mi hermano son ancianos. Todos en Jersón necesitamos ayuda: medicinas, alimentos. En casa nos quedan dos hogazas de pan y otros alimentos que logramos comprar, relata.

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Tras la ocupación rusa las tiendas están cerradas.

“Pronto se nos acabará en casa la carne, el pescado y las pastas. No sé qué haremos después, qué comer. Se nos acaban las reservas de agua potable, añade.

Comenta que salió junto a la vecina a pasear al perro.

“Ella se acercó al militar ruso y le preguntó qué hacían y a qué habían venido. El soldado le respondió que ‘esperaba órdenes’ y le pidió que se retirase. ¡Estamos muy nerviosas! ¡El mundo debe enterarse de esto, afirmó con voz temblorosa.

También contó que un anciano “se acostó en la calle, en un intento de impedir el paso de un blindado. Un soldado ruso salió del vehículo, golpeó varias veces al hombre y lo echó a un lado.

“El blindado siguió adelante y el hombre, con el rostro ensangrentado, se fue dando tumbos, comentó.

Y enseguida dice nerviosa: “Escucho cerca explosiones.

“Allá abajo acaba de pasar un blindado ruso. Mejor me separo de la ventana, porque tengo miedo, dijo, y colgó la llamada.