Ryan Hilton, agente especial de la Oficina de Investigaciones de Georgia (GBI), indicó en AP que, al momento de la muerte (en agosto), la niña de 12 años tenía la infestación de piojos más grave que se haya visto en el departamento, por lo que la hipótesis que se plantean es que las repetidas picaduras de los insectos redujeron el hierro en la sangre de la menor, que terminó en el ataque cardíaco.

Brenda Trammell, jueza de la Corte Superior del Condado de Wilkinson, Estados Unidos, indicó durante una audiencia que había suficientes pruebas para imputarles a los padres de la menor los cargos de homicidio en segundo grado y crueldad infantil, ya que la niña pasó tres años con los insectos en su cabeza.

Pero eso no es todo; de acuerdo con las declaraciones entregadas por la madre de la menor a los investigadores, la niña tampoco se bañó la última semana y media antes de su muerte.

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“El interior estaba sucio y en mal estado, con alimañas cubriendo el colchón, animales de peluche y otros muebles en la habitación de la niña”, contó el investigador sobre el momento en el que los agentes ingresaron a la casa en la que vivía la menor.

Documentos de la División de Servicios para Familias y Niños de Georgia, de acuerdo con la agencia, indican que los hermanos de la niña de 12 años fueron retirados de la casa debido a condiciones insalubres. “Estaba infestada de insectos, con gatos en exceso y condiciones peligrosas”.