Se llama Mary Kenner y nació en Charlotte, Carolina del Norte; en el año de 1956 logró la patente de un dispositivo sanitario para las mujeres en sus días de menstruación.

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Mary Kenner es hija de un inventor y ella misma y algunas de sus hermanas también lo fueron. La familia tiene en su haber una serie de patentes de inventos que en menor o mayor medida han mejorado la vida de los norteamericanos. Su papá patentó, por ejemplo, una plancha para ropa que cabía en una maleta, que la convertía en un artículo ideal para viajeros. 

Mary Beatrice Davidson Kenner se educó en la famosa universidad para negros, la Universidad Howard. Aunque nunca pudo terminar sus estudios por dificultades económicas, sí pudo convertirse en una gran inventora. Sin embargo, la segregación y el racismo estuvieron siempre presentes en su vida. La anécdota que cuenta sobre su deseo de vender su idea masivamente da cuenta de ello:

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“Un día fui contactada con una compañía que expresó su interés en mi idea de marketing. Yo estaba tan jubilosa. Yo vi caballos, coches, y todo lo demás venía hacia mi camino. Lo siento por decirlo, cuando descubrieron que yo era negra, el interés bajó. El representante de la compañía volvió a Nueva York y me informó que la compañía ya no estaba interesada”.

Aún así, Mary Kenner registró cinco patentes diferentes durante un período de 21 años:

  • En 1956, recibió una patente por su invención del cinturón sanitario.
  • Más tarde, recibió una segunda patente para un cinturón sanitario con un bolsillo resistente a la humedad.
  • En 1976, diseñó un accesorio para un andador inválido.
  • En 1982, Kenner inventó el soporte para papel higiénico.
  • En 1987, recibió una patente para un retrolavado que podía montarse tanto en la bañera como en la pared de la ducha.