Nosotros lo único que esperamos del gobierno de los Estados Unidos es que tenga sindéresis, que recupere canales diplomáticos y de diálogo con el gobierno” de Maduro, declaró a periodistas la vicepresidenta, Delcy Rodríguez.

La muy floja relación entre Venezuela y EE. UU. se rompió completamente cuando Donald Trump aceptó la autoproclamación de Juan Guaidó como mandatario interino y le diera todo su apoyo para sacar del poder a Maduro.

Según la vicepresidenta venezolana, a Washington le queda “un solo camino: la negociación y la comunicación diplomática“, al haber “fracasado sus proyectos” para terminar con la dictadura.

Trump busca asfixiar al régimen socialista con sanciones que incluyen un embargo petrolero y el congelamiento de activos en Estados Unidos.

Rodríguez defendió las conversaciones emprendidas el pasado lunes con un grupo de partidos minoritarios de la oposición, a las que se sumó este miércoles el pastor evangélico y excandidato presidencial Javier Bertucci.

Firmantes del acuerdo

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El diálogo se inició con un acuerdo que prevé la elección de nuevas autoridades electorales, la excarcelación de opositores -como ocurrió el martes con el vicepresidente del Parlamento, Edgar Zambrano– y la búsqueda de un canje de petróleo por alimentos, medicinas y servicios.

También, el retorno del bloque oficialista a la Asamblea legislativa -de mayoría opositora-, de la cual se retiró en 2016.

Zambrano anunció que próximamente serán liberados al menos 58 opositores, sin detallar sus nombres.

El pacto con la minoría opositora fue firmado un día después de que Guaidó declarara “agotado” el diálogo que representantes suyos y de Maduro mantenían desde mayo con la mediación de Noruega en Barbados.

Stalin González, el segundo vicepresidente del Congreso, consideró este miércoles que dicho acuerdo contribuye a que Maduro -apoyado por la Fuerza Armada, Rusia, China y Cuba- “se atornille más en el poder”.

El martes, Estados Unidos denunció que el régimen de Maduro “ve las negociaciones como una táctica dilatoria” y aseveró que la suspensión del diálogo en Barbados “refleja la negativa del régimen para negociar de buena fe”.