“Lo que hace la Real Academia Española de la Lengua (RAE), y el resto de academias, es regular el lenguaje comúnmente hablado por los ciudadanos. No impone formas de hablar“, explicó a la AFP Santiago Muñoz, presidente de la Real Academia.
“[La RAE] tiene poco que decir de si se puede o no se puede hablar de determinada forma, esa no es su función. Su función es recoger la lengua tal y como se habla”
El movimiento feminista exige desde hace años el uso del lenguaje inclusivo que dé visibilidad a las mujeres. Para ello, básicamente piden que se deje de usar el masculino no marcado, conocido como genérico, para referirse a colectivos en los que hay hombres y mujeres.
“La posición de la RAE respecto al lenguaje inclusivo es de respeto“, añadió Muñoz. “Respeto a una tendencia que reúne ya a un porcentaje importante de personas que creen que el lenguaje está excesivamente masculinizado, que creen que se debería hacer más visible a la mujer, explicó.
Sin embargo, también enfatizó en que la lengua “no es la culpable de esa desigualdad”, aunque reconoció que “puede que sea un reflejo”. Eso sí, pidió no querer “tapar o ocultar lo importante con cosas que son más artificiales”.
“Es verdad que esa desigualdad existe, que hay que luchar por la igualdad con todos los medios que se pueda, y si el lenguaje es una herramienta, pues también a través del lenguaje”
El debate que subyace es la forma en la que se construye ese lenguaje sin caer en los desdoblamientos, cuyo uso la RAE ya desaconsejó por “artificiosos e innecesarios”. Una de las alternativas al desdoblamiento es el uso de la “e” como terminación para las palabras cuando no se quiere expresar género, ya que otras formas como la @ o la X que se pueden utilizar en la escritura son imposibles fonéticamente.
El periodista argentino Jorge Fernández Díaz sacó el tema a colación durante una conferencia sobre el español y la sociedad digital. Según él, se trata de un “tema polémico, síntoma de algo importante y positivo”, aunque criticó que los defensores del lenguaje inclusivo “quieran imponer” a la Real Academia Española que lo acepte.
Después de jurar el cargo para el “Consejo de Ministros y Ministras”, la vicepresidenta del Gobierno español, Carmen Calvo, pidió a la RAE que se revisase la Constitución española para dejarla limpia de cualquier sesgo de género. Sin embargo, su petición hizo que algunos académicos y escritores saltaran a criticarla. Incluso uno de ellos, Arturo Pérez-Reverte, prometió dejar su asiento en la academia si llegaban a tratar el tema.
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