Las llamas se iban apagando este viernes con la caída de nevadas que extinguían los últimos rescoldos.

Al menos 500 casas quedaron reducidas a humo y decenas de miles de personas tuvieron que huir, pero por el momento no se tiene constancia de muertes, “un milagro”, según el gobernador Jared Polis.

Los destrozos son descomunales: en las imágenes aéreas se ven calles enteras reducidas a ceniza humeante. A diferencia de otros incendios, estos no se han limitado a las zonas rurales y han alcanzado los suburbios.

 

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“Las familias tuvieron apenas unos minutos para meter todo lo que podían -los animales, sus hijos- en el coche y marcharse”, dijo Polis en una rueda de prensa el viernes. Sucedió “en un abrir y cerrar de ojos”.

Por la noche las llamas tiñeron de naranja el cielo, atizadas por ráfagas de viento de hasta 160 km/h. Al parecer el incendio fue causado por la caída de postes eléctricos sobre un suelo árido.

Todavía no se conoce el número de casas destruidas. El sheriff del condado de Boulder, Joe Pelle, calculó el viernes que son más de 500, y dijo que “no le sorprendería que fueran más de 1.000”.

El fuego se propagó “en mosaico”, de modo que algunos barrios se salvaron mientras las casas de al lado se quemaron, explicó.

“Cuando ves la devastación, es asombroso que no tengamos una lista de 100 personas desaparecidas, pero no la tenemos”, declaró el sheriff.

En una llamada al gobernador Polis, el presidente estadounidense Joe Biden prometió que “se hará todo lo posible para brindar ayuda inmediata a las personas y poblaciones afectadas”, según la Casa Blanca.

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Nieve en Colorado

El viernes las cenizas se cubrieron de nieve.

El servicio meteorológico estadounidense (NWS) ha colocado a parte de este estado montañoso bajo alerta de tormenta invernal y prevé nevadas durante los próximos días.

Esta nieve “nos ayudará”, dijo Pelle, quien duda que el fuego se propague de nuevo.

Las autoridades locales levantaron por la noche algunas de las órdenes de evacuación. Pero sigue estando prohibido el acceso a localidades como Superior, con 13.000 habitantes.

Como gran parte del oeste americano, Colorado, un estado árido, sufre desde hace años una sequía excepcional.

Con el calentamiento global, es probable que la intensidad y la frecuencia de los episodios de sequía y de olas de calor aumente aún más, creando condiciones que favorecen los incendios forestales.

En los últimos años, el oeste americano ha sufrido incendios sin precedentes, sobre todo en California y Oregón.

Para Daniel Swain, meteorólogo de la universidad de UCLA, “cuesta creer” que estos incendios ocurran en diciembre. “Pero tome un otoño de calor y sequía récord, con solo dos centímetros de nieve en lo que va de temporada, y añada una tormenta con ráfagas extremas (…) y el resultado serán incendios extremadamente peligrosos que se desplazan muy rápido”, tuiteó el investigador.

Más allá de los incendios, Estados Unidos ha sufrido recientemente otros fenómenos extremos, como el paso de la tormenta Ida en Nueva York y Nueva Jersey en septiembre y tornados mortales en diciembre en Kentucky. Por el momento se desconocen si estos últimos están vinculados al calentamiento global.