Hace unos días, la facultad de Veterinaria de la University of Florida Health, en Estados Unidos, publicó un comunicado que ha causado un poco de inquietud entre quienes estudian la vida marina. Luego de analizar un delfín nariz de botella que estaba muerto en el condado Dixie, detectaron que el ejemplar estaba infectado con el virus que causa la gripa aviar. Es la primera vez, dicen, que encuentran ese microorganismo en esta especie.

El anuncio se produjo días después de que científicos suecos también encontraran -también por primera vez- el mismo virus en una marsopa, una especie de cetáceos, un grupo en el que, además, se encuentran las ballenas.

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Estos casos son inquietantes, como le dijo a The New York Times Richard Webby, del Centro Colaborador de la Organización Mundial de la Salud para Estudios sobre la Ecología de la Influenza en Animales y virólogo del St. Jude Children’s Research Hospital (EE.UU.), porque sugieren que puede haber más casos, aunque es difícil detectarlos y hacerles seguimiento.

Así mismo, abren un abanico de preguntas: ¿Cuál es el riesgo que puede generar este virus en animales silvestres? ¿Cuáles son las consecuencias de que haya “saltado” a este grupo de mamíferos?

“El reciente descubrimiento de HPAIV (siglas de influenza aviar altamente patógena) en una marsopa en Suecia sugiere “casi con certeza” que el hallazgo del delfín en Florida no es un evento único”, aseguró Webby en el comunicado de la University of Florida Health.

Sin embargo, aseguró, “el virus, actualmente, no contiene las características que sabemos que se requieren para la transmisión entre humanos y, probablemente, otros huéspedes mamíferos”.

Para Mike Walsh, profesor asociado de Facultad de Medicina Veterinaria de la universidad estadounidense, hay otro motivo para estar alertas: “Quienes manipulan o se encuentran con delfines salvajes deben tener precaución adicional durante los eventos de rescate o mientras realizan necropsias”.

En el caso del delfín nariz de botella que encontraron en Florida, Estados Unidos, los especialistas no habían hallado nada inusual en la necropsia, pero un detalle les llamó la atención. Como explicaba Robert Ossiboff, profesor de patología de la universidad, observaron una inflamación en el cerebro y en los tejidos que lo rodean.

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En sus manos tenían otra pista. “Aunque nunca se había documentado la infección de la gripe aviar en un delfín, la alta incidencia del virus en las aves silvestres en primavera —específicamente especies de aves acuáticas como patos, gaviotas, charranes y garzas— sugirió que los encuentros entre delfines con pájaros muertos cerca de la costa era una posibilidad”, explicó en el comunicado, por su parte, Andrew Allison, Ph.D., profesor asistente de virología veterinaria.

Para confirmar sus sospechas, los científicos enviaron muestras del cerebro del delfín al Laboratorio de Diagnóstico de Enfermedades Animales Bronson del estado en Kissimmee. Tras analizarlas, allí confirmaron el diagnóstico: dieron positivo para gripe aviar.