Greenpeace informó que miles de gallinas contagiadas con gripe aviar debieron ser sacrificadas al interior de una macrogranja en Valladolid, España. Los activistas denuncian que la ganadería industrial es una bomba de tiempo y que “es urgente e inevitable ponerle fin a este modelo perverso y destructivo, que pone en riesgo la salud del planeta y de los humanos”.

“Esta es una razón más para que los controles sean exhaustivos e intentar evitar que se extienda a otras instalaciones, que se propague a las personas y que genere una presión añadida a la ya amenazada biodiversidad”, expresó la ONG.

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Añaden además, que las explotaciones industriales representan el “entorno perfecto para la proliferación de este tipo de virus” como consecuencia de que “numerosos individuos genéticamente muy similares se ven obligados a vivir hacinados”.

La cercanía de estas macrogranjas con las residencias y el centro de la ciudad, aumenta el riesgo de contagio para las personas. De extenderse el foco, al haber tantas gallinas en los alrededores, podría convertirse en un auténtico problema regional o incluso estatal. 

Greenpeace insiste que el problema de las macrogranjas, y la explotación intensiva de animales es un tema de salud pública que los gobernantes deben tomar en serio, y no negar o tratar de ocultar esta situación. Además, sugiere que se deben tomar medidas extremas para detener, no solo el maltrato animal, sino el peligro que estos lugares representan para los seres humanos.