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Kopo Letsatsi Sello no ha hablado con su hijo Moses, de 19 años, desde finales de agosto. Lo vio por última vez el 30 de junio y no sabe si sigue vivo.
Moses es uno de los 22 hombres que abandonaron Sudáfrica el 8 de julio, creyendo que viajaban a Moscú para recibir “entrenamiento militar avanzado”. No regresaron y, según se informa, fueron enviados a luchar por Rusia en la guerra de Ucrania.
La policía sudafricana también está investigando la presunta participación de Duduzile Zuma-Sambudla, hija del expresidente Jacob Zuma, junto con otras dos personas, Blessing Khoza y Siphokazi Xuma. La investigación se inició después de que otra de las hijas de Zuma presentara una denuncia policial contra su hermanastra, acusándola de reclutar combatientes para Rusia y afirmando que ocho miembros de su familia se encontraban entre los reclutados.
Desde entonces, Zuma-Sambudla ha dimitido como diputada del partido MK de Zuma, pero niega haber cometido ningún delito. A su vez, la formación política ha negado cualquier implicación.
En otro caso, cinco sospechosos han sido detenidos por presuntamente reclutar a sudafricanos para luchar por Rusia. Su juicio comenzará el 10 de febrero en el Tribunal de Magistrados de Kempton Park, en Gauteng.
Aunque las autoridades están investigando ambos asuntos, las posibilidades de que los hombres regresen a Sudáfrica antes de Navidad son pocas.
“Solamente quiero a mi hijo”
Hablando con France 24 desde su granja en Botswana, Sello dijo que su hijo y su primo eran los únicos dos reclutas de Botswana entre un grupo de aproximadamente 18 hombres, en su mayoría sudafricanos, que fueron a Rusia bajo la apariencia de entrenamiento de seguridad.
Fueron invitados a una “capacitación de desarrollo personal, que incluía lo que ellos llamaban capacitación en protección VIP y capacitación en inteligencia militar“, explicó. Al principio, no tuvo comunicación directa con los reclutadores. Se enteró del entrenamiento por el padre de su primo, quien estaba en contacto con personas que se creía estaban vinculadas a Zuma-Sambudla.
Aunque Sello estaba “un poco escéptico” sobre el entrenamiento, su hijo, Moses, fue persuadido para ir.
Es así como se trasladó a Sudáfrica el 30 de junio y viajó a Rusia alrededor del 8 de julio. Su billete de regreso estaba fechado el 28 de julio. Pero “nunca volvió”.
Después de más de un mes, Sello logró hablar con su hijo. “Ellos me llamaron el 28 de agosto, diciendo que los están obligando a ir a la zona de guerra, lo cual consideran peligroso.”
Fue la última vez que hablaron.
Fue durante esta conversación que Moses dijo que Zuma-Sambudla los presionó para que entraran en una zona de combate. Se les prometió que solo sería por 12 a 15 días, y que”luego estarán fuera de eso”.
Cuando comenzó a contactar a las personas que reclutaron a los hombres, lo refirieron a Khoza, “ya que él era el hombre que estaba en contacto con los chicos”. Sello dice que Khoza le dijo que viajararía a Moscú a mediados de septiembre y que lo llamaría a su regreso a Sudáfrica.
Pero el presunto vínculo con las autoridades del Kremlin no cumplió con su promesa de hacer un seguimiento. “Nunca me llamó y nunca atendió mis llamadas, y nunca respondió a mis mensajes, desde el día en que dijo que me llamaría”.
Además, Sello dijo que Zuma-Sambudla le había asegurado que los chicos regresarían a casa. Pero su destino sigue siendo incierto.”Solo quiero a mi hijo”.
Los vínculos con Wagner y la “máquina de carne”
Sello había escuchado rumores de hombres de África Occidental desapareciendo después de ir a Rusia. Esto alimentó sus sospechas sobre el entrenamiento de seguridad en Moscú. Sin embargo, el padre del primo, que estaba en contacto con los reclutadores, le repetía que los chicos no irían al frente, solo a Moscú.
Durante su última llamada en agosto, Moses le dijo que llevaban uniformes con un emblema asociado a unidades alineadas con los mercenarios ligados al antiguo grupo Wagner.
France 24 obtuvo imágenes de drones que muestran a dos hombres negros que fueron asesinados en combate; sus identidades no están confirmadas. Sin embargo, sus uniformes podrían respaldar la afirmación de Sello de que los reclutas africanos han terminado en unidades mercenarias en lugar de con las fuerzas armadas rusas.
Los uniformes incluían el distintivo “OS Archon” – ОС Архон – que se cree está asociado con una unidad militar rusa ultra-nacionalista que ha estado vinculada a mercenarios rusos, incluidos combatientes que han operado junto a o dentro de estructuras alineadas con Wagner, como los denominados ‘África Corps’.
Los uniformes de camuflaje que llevaban los soldados fallecidos están disponibles libremente en el mercado civil y se utilizan en muchos países, según el analista de defensa Ricardo Teixeira del Instituto de Relaciones Raciales de Sudáfrica. Aunque sus uniformes no son rusos, Teixeira explicó que la armadura corporal y el casco sí los son.
Teixeira le dijo a France 24 que hay muy pocos soldados negros entre las fuerzas rusas regulares en el este de Ucrania, lo que hace probable que los hombres fueran reclutas extranjeras. Dijo que el momento de las imágenes coincide con una misión de combate en la que se creía que el grupo sudafricano había participado.
La carta de Zuma
En una carta marcada como “urgente” y fechada el 19 de septiembre, el ex presidente Jacob Zuma escribió al Ministro de Defensa de Rusia, Andrei Belousov, confirmando el apoyo del Partido MK a la “Operación Militar Especial” – como el Kremlin se refiere a la guerra en Ucrania – y afirmando que 18 sudafricanos habían viajado al país euroasiático para una “formación militar avanzada”.
Zuma escribió que, en lugar de ser inscritos en un programa de formación de oficiales, los hombres fueron asignados a contratos básicos de infantería en Pskov. Solicitó su retirada inmediata del combate y la cancelación de sus contratos o su reasignación a roles no combatientes.
Teixeira cuestionó la lógica de enviar hombres al extranjero para recibir entrenamiento cuando Sudáfrica tiene una gran industria de seguridad privada.
“Está muy claro que no estaban allí para recibir entrenamiento de guardaespaldas.” Hay 14,000 empresas de seguridad privada en Sudáfrica y más de 650,000 guardias de seguridad activos.
Teixeira señala que el Grupo Wagner está presente en toda África, incluyendo Sudáfrica y países como Malí, Sudán y Libia. Además, el experto argumentó que estos grupos mercenarios han sido acusados repetidamente de reclutar personas para trabajos logísticos o técnicos antes de desplegarlas en las líneas del frente.
Investigaciones en curso
El portavoz de la Presidencia de Sudáfrica, Vincent Magwenya, declaró el 15 de diciembre que no había novedades en la investigación.
Por su parte, el embajador de Ucrania en Pretoria, Olexander Scherba, declaró a France 24 que, aunque Ucrania está dispuesta a investigar, el asunto es principalmente competencia de Sudáfrica.
Cuando se le preguntó si la embajada podía ayudar a repatriar a los hombres, respondió que podía hacer “muy poco, prácticamente nada”.
“La maldad de lo que se ha hecho a estas familias es inconcebible”, afirmó el diplomático de Kiev.
Este artículo fue adaptado de su versión original en inglés
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