Los policías y paramilitares irrumpieron al alba en Masaya para iniciar un asalto que duró horas y dejó un saldo de al menos dos muertos, dijo Vilma Nuñez, dirigente de una organización de derechos humanos.

La cruenta crisis de Nicaragua, que lleva tres meses y ha dejado más de 280 muertos, será discutida este miércoles en Washington por el Consejo Permanente de la OEA.

Masaya era la última de las ciudades que resistía a las fuerzas gubernamentales desde el inicio de las protestas en abril en reclamo de la renuncia de Ortega.

Los choques del martes estuvieron centrados en el barrio indígena Monimbó, donde los opositores resistían detrás de barricadas de hasta dos metros de altura y respondían disparando morteros de fabricación casera, según testigos.

Por la noche el gobierno dijo que Masaya estaba “liberada”.

“Hoy (martes) le tocó a Monimbó, Masaya, que desde ya luce calles liberadas de tranques (bloqueos) donde la gente puede circular libremente”, dijo el gobierno en su sitio web, El 19 Digital.

Más de 1.000 hombres fuertemente armados con ametralladoras entraron disparando a mansalva a esta ciudad de 100 mil habitantes ubicada 30 kilómetros al sur de la capital, Managua, indicaron pobladores.

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Un día antes, Ortega recibió llamados a terminar con la violencia contra la población de parte de 13 países latinoamericanos, el gobierno de Estados Unidos y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. El martes se sumó la Unión Europea.

Duro ataque

El ataque del martes fue el “más fuerte” que lanzaron contra Masaya, relató a la AFP Cristian Fajardo, dirigente estudiantil.

Jóvenes del barrio Monimbó dijeron estar dispuestos a morir por una “Nicaragua libre”.

Ráfagas de armas de todo calibre se escucharon por todos lados de Masaya, dijeron testigos.

Indicaron que los paramilitares tomaron el hospital local para impedir la atención de los heridos.

Luego desataron “una cacería indiscriminada” contra la población, en la que fueron capturadas al menos 40 personas, denunció Núñez.

En medio de los enfrentamientos, el nuncio apostólico de Nicaragua, Stanislaw Waldemar Sommertag, llamó al gobierno y a los opositores a pactar una tregua y dialogar, pero las autoridades no respondieron.

En Estados Unidos, el secretario de Estado adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, Francisco Palmieri, pidió “enérgicamente” a Ortega que detuviera el ataque a Masaya.