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Por una amplia mayoría, la cámara baja del Parlamento francés dio el jueves un paso decisivo al incluir la noción de consentimiento en el concepto legal de violación. La reforma, impulsada tras el mediático caso Pelicot, redefine las agresiones sexuales como actos “no consentidos” y espera su aprobación definitiva en el Senado.
La Asamblea Nacional francesa aprobó este jueves, por una amplia mayoría, la inclusión de la noción de consentimiento en la definición penal de violación. Con 155 votos a favor y 31 en contra –la única oposición fue de la extrema derecha–, el texto redefine el delito como “todo acto sexual no consentido” y marca un cambio cultural profundo en la forma en que la justicia francesa aborda los casos de violencia sexual.
Hasta ahora, el artículo 222-22 del Código Penal francés definía la agresión sexual como un acto cometido “con violencia, coacción, amenaza o sorpresa”. La nueva formulación reemplaza esa noción por una más explícita: “Constituye agresión sexual todo acto sexual no consentido cometido contra otra persona o contra el autor”.
Esta modificación implica un cambio de paradigma. A partir de su entrada en vigor, el eje de los juicios por violación no se centrará únicamente en probar la violencia física, sino en determinar la existencia o ausencia de consentimiento. Esta reforma también forma parte del compromiso internacional de más de 40 países y de la Unión Europea, que en 2011 se sumaron al Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, conocido como Convenio de Estambul.
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El texto precisa que “el consentimiento es libre, informado, específico y previo”, y que “no puede deducirse únicamente del silencio o de la falta de reacción de la víctima”. Además, se aclara que “no hay consentimiento si el acto de naturaleza sexual se comete con violencia, coacción, amenaza o sorpresa, cualquiera que sea su naturaleza”, manteniendo así las categorías penales previas, pero subordinadas a la noción de consentimiento.
La nueva redacción también refuerza la protección frente a prácticas como los actos orales o anales impuestos, considerados de manera explícita como ilegales en toda circunstancia.
“Pasar de la cultura de la violación a la cultura del consentimiento”, resumió la diputada ecologista Marie-Charlotte Garin durante su intervención en la Asamblea. “Cuando no es un no, eso no significa que sea un sí, y cuando es un sí, debe ser un verdadero sí. Ceder nunca más será consentir”.
“Cultura del consentimiento”
Durante el debate, varias diputadas tomaron la palabra para recordar a las víctimas de violencia sexual que durante años vieron desestimados sus testimonios por falta de “pruebas de violencia”. Para la diputada Véronique Riotton, de la formación presidencial Renacimiento, esta ley “envía una señal clara a la sociedad: la libertad sexual implica consentimiento explícito”.
La ministra de Igualdad entre Mujeres y Hombres, Aurore Bergé, celebró la votación y destacó su valor simbólico: “Francia adopta una definición que sitúa a las víctimas en el centro del proceso judicial. Esta ley nos hace avanzar colectivamente hacia la cultura del consentimiento”.
Sin embargo, no todos los grupos parlamentarios respaldaron el texto. El partido ultraderechista Agrupación Nacional votó en contra, denunciando una “deriva moral y jurídica”. Su diputada Sophie Blanc argumentó que la nueva definición “introduce una noción subjetiva, cambiante y difícil de probar”, y advirtió que los tribunales deberán ahora “analizar gestos, silencios y actitudes” en lugar de hechos de violencia explícita.
Desde la derecha tradicional, algunas voces expresaron inquietudes jurídicas, pero apoyaron el fondo de la reforma. “El presunto agresor deberá ahora aportar elementos que demuestren que se aseguró del consentimiento de la víctima”, señaló la diputada Émilie Bonnivard (Los Republicanos), quien defendió que “este cambio era necesario para equilibrar la justicia y proteger a las mujeres”.
La presidenta de la Asamblea Nacional, Yaël Braun-Pivet, celebró el resultado con un mensaje en X: “¡Qué orgullo hoy! Una victoria colectiva que reconoce el derecho fundamental de cada persona a disponer de su cuerpo”.
Un acto tras el caso Pélicot
Esta modificación del Código Penal llega en un contexto de fuerte debate social y judicial, impulsado por el caso conocido como ‘las violaciones de Mazan’, donde Gisèle Pelicot fue víctima durante casi una década de violaciones bajo sumisión química por parte de su marido y varias decenas de desconocidos. Su testimonio reabrió en Francia la discusión sobre el consentimiento, el silencio y la capacidad real de las víctimas de resistirse ante situaciones de control y manipulación.
El caso de Gisèle Pelicot, en el que la cuestión del consentimiento fue central, sirvió como catalizador de una profunda reflexión nacional. Esta reforma coloca a Francia junto a otros países europeos que ya adoptaron definiciones basadas en el consentimiento, como España, Suecia o Bélgica.
El proyecto de reforma legal, presentado por las diputadas Marie-Charlotte Garin y Véronique Riotton, será sometido a una última votación en el Senado, el próximo 29 de octubre.
Con EFE, AFP y medios locales
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