
Marelli Holdings Co, un gigante japonés en la fabricación de componentes electrónicos y soluciones tecnológicas para la industria automotriz, solicitó protección bajo el capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos en el Tribunal de Delaware.
La declaración, hecha pública en junio de 2025, marcó un punto crítico para una empresa que provee piezas clave a fabricantes como Nissan, Stellantis, Toyota y Volkswagen, y desató preocupación en el sector automotor por su impacto en la cadena de suministro global.
El capítulo 11, un mecanismo legal estadounidense que permite a las empresas reorganizarse mientras continúan sus operaciones, ofrece a Marelli un respiro temporal para reestructurar una deuda que, según estimaciones, oscila entre 1.000 y 10.000 millones de dólares, incluyendo 767 millones en obligaciones no garantizadas con clientes clave como Nissan y Stellantis.
Dicho proceso requiere un plan de reorganización aprobado por acreedores y el tribunal, un camino que Marelli espera transitar sin interrumpir su producción ni afectar a sus 50.000 empleados en todo el mundo.




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La compañía, adquirida por el fondo KKR en 2018, enfrentó una creciente presión financiera debido a un endeudamiento acumulado desde 2022, estimado en hasta 9.500 millones de dólares.
El peso financiero se vio agravado por factores externos como los aranceles del 25 % impuestos por la administración Trump en 2025 a las importaciones de autopartes, que afectaron directamente su modelo de negocio basado en la importación y exportación.
La desaceleración del mercado automotriz global, con una menor demanda de vehículos y márgenes de ganancia reducidos, también jugó un papel crucial.
Además, Marelli enfrentó dificultades para adaptarse a la rápida transición hacia vehículos eléctricos y tecnologías de conducción autónoma, un entorno donde la innovación y la agilidad son esenciales.
La alta competencia de nuevos actores y la dependencia de un número limitado de clientes, como Nissan, expusieron aún más las vulnerabilidades de la empresa.
Los países afectados por la quiebra de Marelli Holdings
La noticia provocó incertidumbre en regiones donde Marelli tiene una presencia significativa, como Japón, México, España e Italia. En México, donde opera en el clúster automotriz de Aguascalientes, los proveedores locales temen interrupciones en la cadena de suministro.
En España, las tres plantas de Marelli, que emplean a unos 800 trabajadores, enfrentan un futuro incierto, con reportes de restricciones en el suministro de piezas por parte de acreedores preocupados.
Medios internacionales como Forbes y Automotive News advirtieron que la quiebra podría traducirse en retrasos en la producción de vehículos y un aumento en los costos para los fabricantes.
Nissan, uno de los principales socios de Marelli, prometió colaborar para minimizar el impacto, pero la industria permanece en alerta ante la posibilidad de un efecto dominó.




Marelli ha asegurado un financiamiento de 1.100 millones de dólares para mantener sus operaciones durante el proceso de reestructuración, respaldado por el 80 % de sus acreedores.
La empresa planea eliminar la totalidad de su deuda garantizada y está explorando opciones como una posible adquisición. El grupo indio Motherson, un actor relevante en el sector de autopartes, mostró interés en una operación que podría inyectar hasta 3.000 millones de dólares, aunque las negociaciones con acreedores japoneses y extranjeros aún no han fructificado.
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