En 2012, Michael Skvarla, director del Laboratorio de Identificación de Insectos de la Universidad de Penn State, encontró un insecto en la parte lateral de un edificio de Walmart, en Arkansas, Estados Unidos. “Lo recuerdo perfectamente, porque estaba entrando en Walmart para comprar leche y vi un insecto enorme en un lateral del edificio”, cuenta Skvarla en un comunicado.

“Me pareció interesante, así que me lo puse en la mano e hice el resto de la compra con él entre los dedos. Llegué a casa, lo monté y enseguida me olvidé de él durante casi una década”. En ese momento, catalogó al insecto en su mente como un mirmeleóntido.

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En 2020, lo analizó nuevamente y descubrió que en realidad se trataba de una crisopa gigante o Polystoechotes punctata , un insecto, primero de su especie registrado en el este de Estados Unidos en más de 50 años. El hallazgo quedó registrado en la revista Proceedings of the Entomological Society of Washington

El descubrimiento de la especie ha emocionado a científicos pues, aunque era abundante la época de los dinosaurios, se creía que había desaparecido de amplios parches del país. Ahora, investigadores estadounidenses se preguntan si existen poblaciones ocultas de crisopas gigantes en partes remotas de las montañas de Ozark.

En 2020, Skvarla dictaba una clase de Entomología en la Universidad de Penn State. Él impartió el curso de laboratorio a través de Zoom, con estudiantes que lo seguían a distancia con microscopios prestados, y utilizó su propia colección personal de insectos como muestras.

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Allí se topó con el insecto que había clasificado como un mirmeleóntido. Sin embargo, cuando fue a mostrar sus rasgos a los estudiantes, Skvarla se dio cuenta de que las características no coincidían del todo con las del mirmeleóntido. En cambio, pensó que se parecía más a una crisopa.

Una de las características que delató al insecto fue la envergadura de sus alas. Una crisopa la tiene de unos 50 milímetros, lo que es bastante grande para un insecto. Al ver al ejemplar que tenía en frente suyo, Skvarla se dio cuenta, en vivo, en una clase de Zoom, de que había identificado incorrectamente al insecto. 

Codey Mathis, uno de los estudiantes que presenció el momento, lo recuerda así, según consigna la universidad: “Estábamos viendo lo que el Dr. Skvarla veía con el microscopio, hablaba de las características y luego se detuvo. Todos juntos nos dimos cuenta de que el insecto no era lo que ponía en la etiqueta y que, de hecho, era una crisopa gigante súper rara”.

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Skvarla y sus colegas realizaron análisis moleculares del ADN del espécimen para confirmar su identidad. Tras descubrir que se trataba, efectivamente, de una crisopa gigante, Skvarla depositó el insecto en las colecciones del Museo Entomológico Frost de Penn State, donde científicos y estudiantes tendrán acceso a él para futuras investigaciones.

El investigador dice que aún permanece el misterio de por qué el insecto desapareció de ciertas partes de Estados Unidos, al menos por un tiempo. Científicos creen que se puede asociar al crecimiento de la urbanización o polución. Pero ahora creen que es probable que estén ocultos en alguna parte remota de las montañas de Ozark.

Aún no se sabe, sin embargo, cómo llegó al exterior de un Walmart. El hecho de que se encontrara de noche en el lateral de un edificio bien iluminado sugiere que probablemente se sintió atraído por las luces y pudo haber volado al menos unos cientos de metros desde su lugar de origen, explicó Skvarla en un comunicado.