La mayoría de los consultados coincide en que lo pensarían dos veces antes de volver a viajar, por placer o por trabajo, hasta tanto no exista una vacuna para protegerse del coronavirus, señala el diario neoyorquino.

Para los epidemiólogos, los tiempos para volver a salir a la calle son iguales que para los demás ciudadanos estadounidenses, y a medida que se vayan relajando las restricciones de movilidad cada uno tomará la decisión de realizar las tareas que eran cotidianas antes de la pandemia.

Ciegos necesitan de contacto físico para movilizarse.

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Tales tareas que antes las personas realizaban podrían tener cambios para siempre, dice la mayoría de entrevistados, como reunirse en grandes grupos y saludarse de apretón de manos, beso y abrazo.

En lo que sí difieren casi 50 y 50 % es en la visita al peluquero o el salón de belleza, que para muchos es una actividad segura debido a las medidas de bioseguridad que han adoptado estos establecimientos, mientras que para otros representan un riesgo por el contacto tan cercano con el estilista.

Un 70 % de los expertos encuestados por el ‘Times’ se incluye dentro del grupo de riesgo, ya sea por edad o por tener enfermedades que harían más peligroso para la vida contraer el coronavirus.

Leung

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Cuando el ‘Times’ les preguntó sobre cuándo es recomendable salir y volver a la normalidad, más de la mitad criticó el cuestionario enviado por el diario: “Nuestra preocupación es que sus opciones de elección múltiple se basan solo en el tiempo del calendario”, pues para ellos ese limita su capacidad de dar opiniones expertas sobre cuándo será lo suficientemente seguro como para relajar el distanciamiento social.

La encuesta giró alrededor de retomar 20 actividades cotidianas, entre las que se hallan desinfectar el correo y el mercado, ir al médico, pernoctar en un hotel, ir a cenar con amigos, hacer un picnic con amigos, regresar a la oficina, montar en transporte público, dejar de usar tapabocas y ejercitarse en un gimnasio.

Las medidas en Estados Unidos en general se han ido flexibilizando para reactivar la actividad económica, en un momento en que ese país presenta una cifra de contagiados por COVID-19 de casi 2 millones de personas y 112.000 muertos, según estimados de la Universidad Johns Hopkins.