La ventaja del maestro de escuela rural es ahora de 78.000 votos, mientras que 12 horas antes era de casi 98.000, según fuentes del órgano electoral, ONPE.
La reducción de la ventaja era “previsible con la llegada de las actas del extranjero, [pero] falta saber si será suficiente” para Fujimori, dijo a la AFP la politóloga peruana Jessica Smith.
“El margen se va a seguir estrechando; ahora las impugnaciones [de actas de mesas de votación] pasan a ser cruciales para decidir la elección”, agregó la académica de la Universidad Central de Chile.
Keiko Fujimori, la hija del encarcelado expresidente Alberto Fujimori denunció el lunes “irregularidades” e “indicios de fraude”, luego de que su rival pasara a encabezar el escrutinio.
“Hay una clara intención de boicotear la voluntad popular”, aseguró Fujimori, que mostró un par de videos y un par de fotos para avalar su denuncia, entre éstas la de un acta de votación de una mesa rural en la que su adversario obtuvo 187 votos y ella ninguno.
La ONPE niega la posibilidad de fraudes, así como también la presidenta de la Asociación Civil Transparencia, Adriana Urrutia, que indicó al diario El Comercio: “No hay ninguna evidencia que nos permita hablar de fraude electoral”.
Mientras se alarga el suspenso, Castillo pidió en Twitter “estar atentos para defender la democracia que se expresa en cada uno de los votos, dentro y fuera de nuestro amado Perú”.
Fujimori tiene esperanzas en votos de peruanos en el exterior
La esperanza de Fujimori está en los votos del exterior, donde estaban habilitados para sufragar un millón de los 25 millones de electores peruanos, que demoran en ser contabilizados.
El partido Perú Libre de Castillo pidió en un comunicado a la ONPE que “cuide la correcta protección de los datos de los votos, al procesarlos y publicarlos”.
En el exterior, Keiko consigue por ahora el 66,17% de los sufragios frente al 33,83% de su rival, con el 56,74% de estas mesas escrutadas, una diferencia de casi 61.000 votos sobre Castillo.
Sin embargo, todavía falta que se cuenten también el 2% de las mesas de sufragio de Perú, la mayoría de zonas rurales y selváticas, donde Castillo cosecha más votos que su rival.
A nivel nacional, el domingo votó el 76% de los electores registrados, más que el 70% de la primera vuelta, en abril.
El balotaje parece lejos de ponerle fin a las convulsiones políticas del último quinquenio, que condujeron a Perú a tener cuatro presidentes desde 2018, tres de ellos en cinco días de noviembre de 2020.
Conteo con vigilias
La misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) ha enfatizado, antes de la denuncia de Fujimori, que el escrutinio se realizó “de acuerdo a los procedimientos oficiales” y respaldó el trabajo de la ONPE.
“Si Keiko gana, cómo va a justificar su triunfo si ha denunciado fraude”, cuestionó ante la AFP el analista Hugo Otero, exasesor del difunto expresidente Alan García.
“Estamos pasando por un momento de incertidumbre y expectativas, pero lo que espera el país es que se confirme que los resultados de la votación son aceptados por los candidatos”, apuntó Otero.
Fujimori, de 46 años, casada y con dos hijas, podría convertirse en la primera presidenta de Perú, meta para la que ha trabajado 15 años desde que asumió la tarea de reconstruir desde las cenizas el movimiento político de derechista populista fundado por su padre en 1990.
Pero perder ante Castillo no solo le significaría su tercera derrota en un balotaje. Tendrá que ir a juicio con riesgo de terminar en la cárcel, porque la fiscalía la investiga por el caso de los aportes ilegales del gigante brasileño de la construcción Odebrecht, un escándalo que salpicó además a cuatro expresidentes peruanos. Ya estuvo 16 meses en prisión preventiva por esta causa.
De su lado, el maestro de Cajamarca (norte) de 51 años, que salió del anonimato hace cuatro años al liderar una huelga del magisterio, sería, de vencer, el primer mandatario peruano sin lazos con las élites política, económica y cultural.
El nuevo presidente asumirá el poder el 28 de julio en un país que registra la mayor tasa de mortalidad del mundo por la pandemia, con más de 186.000 muertos entre 33 millones de habitantes.
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