Este lunes, un grupo de expertos cubanos señaló que “después de cuatro años” no existe “ninguna evidencia de atentados”.

“Concluimos que la narrativa del ‘síndrome misterioso’ no es científicamente aceptable en ninguno de sus componentes y que solo ha sobrevivido debido a un uso sesgado de la ciencia”, señala un grupo de investigadores de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC), en un informe publicado en el portal oficial de noticias Cubadebate.

En el texto, los expertos destacan que algunos artículos científicos han aceptado “como un axioma que se produjeron atentados en La Habana”, y han construido sus teorías a partir de esa idea. “Sin embargo, después de cuatro años (de que se reportaran los primeros casos en La Habana) no ha aparecido ninguna evidencia de atentados”, precisan, pese a que en principio se atribuyeron al uso de pesticidas en la zona.

Subrayan que “ni la Policía Cubana, ni el FBI, ni la Real Policía Montada de Canadá, han descubierto pruebas de ‘ataques’ a diplomáticos en La Habana a pesar de las intensas investigaciones”.

Desde 2016, primero en Cuba y luego en China, Alemania, Australia, Taiwán y Washington, el misterioso síndrome ha provocado serias jaquecas, náuseas y posible daño cerebral a más de una veintena de diplomáticos estadounidenses, según reportes de la Casa Blanca. También resultaron afectados diplomáticos canadienses destacados en La Habana.

El gobierno de Cuba investigó el asunto y ha rechazado en reiteradas ocasiones como mera desinformación las versiones de Washington, que nunca presentó pruebas de los presuntos “ataques”.

Las causas de estos incidentes se desconocen y algunas teorías señalan que fueron causados por un arma que utiliza microondas, ultrasonido o por veneno.

Los expertos de ACC destacan que “ninguna forma de energía conocida puede causar selectivamente daños cerebrales (con una precisión espacial similar a un haz de láser) en las condiciones descritas para los supuestos incidentes de La Habana”.

Asimismo, aseguran que muchas enfermedades pueden explicar la mayoría de los síntomas reportados por los diplomáticos afectados. “Por lo tanto, no existe un síndrome novedoso (algo evidente en los informes oficiales de Estados Unidos)”, pues “sólo una minoría de personas presenta una disfunción cerebral detectable”.

“La ACC está dispuesta a revisar sus conclusiones si surgen nuevas evidencias” e “invita a (…) refutar sus interpretaciones en un clima de colaboración científica abierta. Sin embargo, rechaza firmemente como ‘verdad establecida’ una narrativa construida sobre bases endebles y una práctica científica defectuosa”, añade el informe.