Una oferta laboral en Bahréin se convirtió en un infierno para un grupo de colombianas que terminaron abusadas y explotadas en ese país del Oriente Medio, ubicado en el golfo Pérsico. Así lo dio a conocer la Policía Nacional de Colombia, que tras meses de investigación y gracias al testimonio de varias de las víctimas, desmanteló una red de trata que tenía una de sus bases en Pereira, Risaralda.
Claudia, como fue identificada una de las víctimas, quien escapó y denunció el hecho, habló con Noticias Caracol y contó que todo comenzó con una propuesta de trabajo que le hizo su mejor amiga Keila en la capital de Risaralda. De acuerdo con su testimonio, le ofrecieron ser modelo en Dubái y ganar grandes sumas de dinero. Conforme con su relato, “allá por sentarse un rato a compartir con el cliente y eso, te ganas en un rato que si más de 3 millones de pesos y caí”.
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La mujer precisó que, en un principio, el viaje se organizó con aparente normalidad. Partió de Pereira rumbo al aeropuerto El Dorado de Bogotá, donde, junto con al menos cinco colombianas más, recibió los tiquetes aéreos que supuestamente las llevarían a Dubái. Sin embargo, al llegar a la terminal aérea, notó algo extraño.
“Me hacen el check in, creo, algo así. Y ahí es donde yo en el aeropuerto me doy cuenta que en ningún momento decía Dubái. Allí yo le escribo y ella me dice: ‘No, eso es cerca y cuando lleguemos a este destino nos vamos por tierra’”, explicó Claudia.
La joven confesó que nunca llegó a Dubái. Su destino final fue Bahréin, un micro-Estado soberano insular asiático situado en la costa oeste del golfo Pérsico, donde fue recibida por Keila, quien, según la investigación de la Dijín, era en realidad la jefa de una banda internacional dedicada a la trata de personas. “Nos recibe ella y la pareja que tenía en Bahréin, nos lleva a otro hotel. En este hotel había diferentes chicas. Habían chicas de Colombia, Barranquilla, Santa Marta, Medellín, Pereira, Cali. Nos meten a este hotel, nos quitan el pasaporte y nos dicen: ‘Hasta que no paguen la deuda, no podemos devolverles el pasaporte’. La deuda era de 10.000 dólares”, declaró.
Esta deuda, por supuestos gastos de pasaporte, tiquetes, alimentación y alojamiento, era la excusa para mantenerlas retenidas. Noticias Caracol conoció una grabación realizada con una cámara oculta de algunas escenas en el hotel donde las víctimas eran explotadas sexualmente. En uno de los videos se le escucha decir a Claudia: “¿Cómo te voy a ver si estaba muriendo?”. La mujer relató que en ese momento se encontraba enferma y que era abusada por varios hombres, mientras su reclutadora le cobraba cerca de 300 dólares diarios como abono a la supuesta deuda que había adquirido.
En el mismo lugar, según su reveló, se encontraban al menos 50 mujeres de distintas nacionalidades, obligadas a ejercer la prostitución bajo amenazas y vigilancia constante.
“Teníamos que atender a los clientes, acostarnos con ellos las 24 horas, no había horario, tenía que seguir constante, constante. Si había gente, había que levantarse, atenderlos. Habían chicas mexicanas, habían chicas tailandesas, habían chicas de Rusia, habían chicas… nosotras de Colombia, había chicas de Venezuela”, narró.
La mujer puntualizó que, durante seis meses, vivió de esta forma hasta que logró escapar. Desde un lugar seguro, se comunicó con su familia y regresó a Colombia, pero las amenazas continuaron. Su supuesta amiga, quien la había reclutado, logró ubicarla nuevamente y comenzó a intimidarla. “Eran muchas las amenazas y como ella me conocía, conocía dónde vivía, entonces yo decidí irme de Colombia”, contó Claudia.
Ya fuera del país, la víctima y su familia se contactaron con la La Dirección de Investigación Criminal e Interpol (Dijín) de la Policía Nacional, que inició una investigación junto con organismos internacionales. Gracias a la información entregada por Claudia y otras mujeres, los investigadores identificaron plenamente a Keila y al resto de los integrantes de la red.
Un uniformado de la Dijín, cuya identidad fue protegida por seguridad, explicó a Noticias Caracol que una de las líderes de la banda “es una persona de nacionalidad venezolana, lleva en Colombia aproximadamente nueve años. Esta mujer junto con otras personas se dedicaban a la captación de mujeres vulnerables”. Según el investigador, la organización también se encargaba de tramitar los documentos necesarios para el viaje. “Para llegar a Bahréin también les otorgaban visas que la misma organización se encargaba de tramitar”, detalló.
La estructura criminal, según la Policía, operaba con un patrón repetido: reclutaban mujeres jóvenes, muchas de ellas en situación de vulnerabilidad económica, a quienes convencían con promesas de empleo como modelos, bailarinas o anfitrionas en países del Medio Oriente. Una vez fuera de Colombia, las despojaban de sus documentos y las sometían a explotación , bajo un régimen de amenazas y control.
El uniformado reveló que muy pocas mujeres lograban escapar por el temor que infundía alias Keila. “Amenazas que consistían en ponerles bombas a los lugares de residencia de la casa de las víctimas”, aseguró.
Uno de los chats que Claudia entregó a las autoridades y que fue conocido por Noticias Caracol evidencia el nivel de intimidación. En el mensaje se lee: “Cuál es tu xxxxx, ¿tú de verdad quieres que vaya y te meta una bomba allá en Cali, en la casa de tu papá? Están muy dolidas porque dieron la xxx más de un mes pa’ pagar algo que ustedes sabían a qué venían. ¿Quieres que de verdad me meta contigo?”.
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El material entregado por la víctima, junto con otros testimonios, permitió que la Dijín ejecutara un operativo internacional en coordinación con las autoridades de Bahréin. La operación condujo a la captura de al menos diez personas vinculadas con la red y al rescate de varias mujeres que permanecían retenidas en hoteles de ese país. Claudia, quien hoy vive fuera del país por seguridad, afirmó que aún teme por su vida. “No caer en esto. Me gustaría volver a Colombia, pero me da miedo. No puedo”, dijo. Su testimonio se convirtió en una pieza clave para que las autoridades desmantelaran una de las redes activas de trata de personas que operaba desde Colombia hacia el Medio Oriente.
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