Estados Unidos no ha dejado de vender armas a Ucrania, aumentando la tensión y creando pánico”, criticó la portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores china, Hua Chunying.

Estas declaraciones se producen dos días después del reconocimiento por parte de Rusia de dos regiones separatistas del este de Ucrania y el anuncio de sanciones por parte de Washington.

“La pregunta clave es saber qué papel juega Estados Unidos en las actuales tensiones en Ucrania”, se preguntó la portavoz.

Alguien echa leña al fuego y acusa a los otros, es algo inmoral e irresponsable”, dijo Hua.

Estas declaraciones chocan con la moderación mostrada por China el lunes, cuando se pidió a las partes que “dieran muestras de mesura”.

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Respondiendo a una pregunta sobre la posibilidad de que China imponga sanciones a Rusia, Hua agregó que “nunca habían sido un medio eficaz para resolver problemas”.

El martes, Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido y otros países anunciaron sanciones contra Rusia, principalmente dirigidas contra bancos, oligarcas y diputados.

Se trata de una primera tanda de medidas punitivas, de menor importancia que las anunciadas en caso de invasión de Ucrania y que son una respuesta a la decisión del presidente Vladimir Putin de reconocer la independencia de las dos regiones separatistas prorrusas del este de Ucrania.

El conflicto en el este de Ucrania, que dura ya ocho años, ha dejado desde entonces un saldo de más de 14.000 muertos.

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Estados Unidos lanzó fuertes críticas al presidente Gustavo Petro durante la más reciente sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se presentó el informe trimestral sobre la paz en Colombia. El representante estadounidense, Mike Waltz, acusó al Gobierno de usar “retórica incendiaria” y de impulsar políticas que, según Washington, socavan los avances hacia una paz duradera. Además, cuestionó la ampliación del mandato de la Misión de Verificación, señalando que se ha desviado de su objetivo inicial —la desmovilización de las Farc— para centrarse en lo que calificó como “prioridades políticas excesivas”, como la JEP y el apoyo a minorías étnicas.