Las cataratas de Iguazú, ubicadas en la frontera entre Argentina y Brasil, conocidas como una las siete maravillas del mundo, han presentado una crecida del agua nunca antes registrada, elevando el cauce 10 veces más de lo habitual a causa de las fuertes lluvias.

Autoridades buscan a un turista de 60 años que cayó en uno de los caminos en el Salto Bosetti y la corriente lo termino arrastrando a la siguiente cascada.

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Según las primeras versiones, la persona se quitó las zapatillas para subirse al pasamanos a tomarse una fotografía, algo prohibido durante el recorrido, perdiendo el equilibrio y resbalando en el agua.

La policía, junto con los bomberos, continúa en la búsqueda del cuerpo, ya que el caudal complico las tareas de rescate.

El torrencial de agua ha llegado a los 25 metros de altura. La popular garganta del Diablo, un circuito que conduce hasta el principal salto de las cataratas, fue inhabilitado hasta que se pueda evaluar las condiciones de seguridad para el ingreso de turistas, no obstante, los principales puentes peatonales del lado brasileño están habilitados.

Mientras tanto, para minimizar el riesgo de inundaciones, las represas hidroeléctricas han abierto sus compuertas.

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Leo Lucas, presidente del lugar turístico, afirmó: “El parque en su totalidad es seguro, si cierra algún paseo es para cuidar la seguridad de los visitantes. Tanto el circuito superior como inferior continúan abiertos y en el caso de la Garganta del Diablo se siguen evaluando los daños que pudo haber causado la creciente”.

En los últimos días, el promedio de visitantes se mantuvo en un aproximado de 4.000 personas diarias.